Tontac@s, cómo ya habréis visto, esto no es una historia completa, son mini relatos Danna. Me parece más cómodo de narrar y espero que os gusten, os emocionen, y os hagáis fan fan fan de póster de estos relatos.
Os quiero.
Gracias por estar ahí <3

sábado, 20 de diciembre de 2014

Dolido♥

"Soy tan sólo el viento que ya no despeina el eco de tu voz."
Aparto de un plumazo el mundo poniéndome los cascos y subiendo al cien por cien el volumen dejando que la voz de Melendi se funda en mis pensamientos.
Hoy todo marcha en blanco y negro. No sé por qué, pero no logro encontrale sentido a esto. Tan sólo quiero marcharme del mundo y de momento no encuentro mejor forma que refugiarme en la garganta de Ramón.
Mi corazón se enlaza con cada nota que resuena en el fondo de mis cascos y el pulso se adapta al ritmo de la canción. Aprieto los dedos de mis manos y los labios para contener la rabia que llevo dentro pero esto hace que las lágrimas salgan a presión.
Cada una evolucionan en gotas que caen como el diluvio universal que acaba con el universo que es mi vida ahora mismo. Dentro de mí se forma un huracán que sé que acabará conmigo, pero no pongo opresión a ello. Me tumbo en la cama, rendida, mientras dejo que el vendabal pase llevándome a mí consigo.
Todo está negro, no le veo la luz a todo esto.
Mi corazón se revela y suelta todo su dolor dándo cada latido por una causa fugaz que puede con mi vida. No puedo más, no quiero respirar.
La voz de Melendi se enciende y se apaga como la lámpara que enfoca mi rostro como si se encontrase en un escenario. Su rabia se mezcla con mi respiración agitada como si pudiese soltarlo todo así. Pero no, no es tan fácil. Esto no va a acabar nunca.
Cada vez me siento más lejos del mundo cuando mis ojos se abren y se cierran. Tengo demasiado rencor acumulado dentro. No puedo más con esto. Necesito soltar lo que llevo años guardándome dentro.
Es entonces cuando grito. Grito muy, muy fuerte hasta quedarme sin voz.
Ya está, ya todo está acabado.
Sin voz, sin fuerzas, sin ganas, me dejo caer rendida al vacío que me proporciona el colchón, a los brazos de Morfeo.
Y aquí me quedo, quién me encuentre que no sienta lástima. Quién me encuentre que sepa por lo que he pasado. Quién me encuentre... que sepa que me he cansado de seguir cerrando heridas del pasado.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Remember ♥ (Parte 4)

La noche se nos echa encima. Las nubes con ella. Empiezan a cubrir el cielo como quien cubre a un niño con una manta, pero aquí el frío no se tapa. Comienzan a caer alas primeras gotas sobre la luna del coche y me veo obligado a encender el limpia-parabrisas que se mueve de un lado a otro, nervioso, dejándome ver por dónde paso. Las gotas absorben la luz de la calle y toman cada una un color diferente a medida que voy avanzando.
Miro hacia atrás, bajo la tenue luz que ilumina la farola y la melodía de la Ser que suena en la radio de fondo y les veo completamente dormidos y sin sentido. En antídoto ha hecho efecto. Sonrío satisfecho y vuelvo mi mirada hacia adelante, hacia la carretera. Cruzo la curva al ritmo de la música, y me dirigo al portal del polígono abandonado a donde me dirijo. Cuando llego, aparco, apago el motor, las luces, todo. Pero me quedo un rato más apoyado en mi asiento. ¿Y ahora qué? ¿Me estará esperando? Parece que mi respuesta se responde sola cuando, a los pocos segundos, dan varios toques a mi ventanilla. La bajo con la manivela suavemente. Le miro. Es él, está empapado.
- Si que has tardado...
- Cuando han acabado ellos, no podía hacer otra cosa.
- Bueno y ¿a qué esperas?
- ¿No pensarás que los voy a sacar yo solo?
- De acuerdo, de acuerdo, ya te ayudo. Pero sal ya del maldito taxi.- Y es lo que hago.
Me bajo y enseguida me cala el agua por todo el cuerpo.
- Mierda, no traje paraguas...
- Da igual, va a ser sólo un segundo.- Abre la puerta trasera derecha.- Vamos tío, no puedo cogerle yo solo...
- ¿Y si empezamos por la rubia?- Pregunto.
- Sí, lo veo más fácil.
Sacamos primero al chico, yo de las manos y él de los pies y lo dejamos dentro, empapado, tumbado en el suelo algo embarrado por los surcos de nuestras botas.
- Venga ahora a por la chica.- Le sigo y hacemos lo mismo.
- La verdad que a ésta no la torturaba yo tanto...
- Ja, ja, ja... Tú cómo no. Yo la ataría, pero a la cama.
- Después te quejas.- Reímos y la dejamos también en el suelo.
Con el otro, lo mismo, pero con más trabajo.
Cuando ya hemos entrado fuera del diluvio que está cayendo en este momento, decidimos atarles a cada uno en un extremo, alejados.
- Tendrás que dejar el taxi dentro. No podemos dejar más pruebas de esto.
- ¿Y dónde lo meto? No hay sitio aquí dentro...
- Donde sea, pero lo quiero fuera de peligro.
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Me despierto en un lugar frío y húmedo. No soy capaz de abrir los ojos, me pesan los párpados junto con todo el cuerpo, pero logro escuchar de fondo la lluvia cayendo sobre un tejado metálico. No sé dónde estoy, ni por qué. Sólo recuerdo lo último antes de quedarme dormido. Esa voz, su voz, la de aquel taxista que estaba loco. ¿Qué pretende? ¿Qué nos ha hecho? ¿Dónde estamos? Dios... necesito abrir los ojos...
Me siento mojado, empapado de arriba a abajo. Tengo frío, parece que estoy temblando. ¿Qué se supone que hemos hecho para estar aquí? ¿Por qué nos sucede esto?
Cuando me doy cuenta, en un suspiro, consigo mover los dedos bajo un impulso nervioso. Parpadeo varias veces hasta que mi vista se adapta a la poca luz que hay aquí. ¿Qué es esto? El suelo está embarrado, lleno de agua. Estoy helado de frío... "Venga Flo, tú puedes"- me repito. Pero... ¿QUÉ MIERDA ES ÉSTA? ¡NO PUEDO MOVERME!
Miro a un lado y hacia otro, con cuidado, me duele el cuello. Veo que me han atado a lo que parece ser una columna que sujeta todo esto.
- ¡Mmmffg!- Intento pedir ayuda, gritar pero no puedo hablar tampoco. ¿Qué me han puesto en la boca? Parece cinta. Uff... esto es un infierno.
Miro a mi alrededor y consigo ver a Anna y a Dani en los otros extremos. Estamos bastante separados unos de otros.
Nos rodean paredes de uralita blancas, heladas por el frío de fuera.
Este lugar me da mal rollo. Es oscuro, vacío y quién sabe lo que nos quiere hacer ese loco...
- Vaya.- Escucho a mi espalda.- Veo que ya has despertado.
Es él. Un escalofrío me recorre todo el cuerpo de arriba a abajo. No sé qué hacer o decir. Siento una impotencia horrible. Quiero salir de aquí. Quiero sacar de aquí a mis niños. Ellos no tienen la culpa de todo esto.
- Ya os tengo... Ahora sí, pagaréis por todo lo que habéis hecho.
- ¡Mgffk!- Me revuelvo con todas mis fuerzas intentando salir de aquí y acabar con este hombre, pero me es imposible. Veo cómo él se ríe de mí.
No sé a qué se refiere ni qué pretende hacer con nosotros. ¿Qué hemos hecho? Nunca hemos querido causar ningún daño a la gente...
Me siento impotente, lleno de rabia. Quiero explotar. Salir aquí. Echarme a llorar, pero no le daré ese gusto a este imbécil.
Se me queda mirando fijamente a los ojos y sonriendo unos segundos más y se va por donde vino, lentamente, mientras va murmurando algo.
- Acabaré contigo igual que tú acabaste con mi felicidad.
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Voy abriendo los ojos poco a poco. Me pesa el cuerpo, estoy muy cansada... No tengo fuerzas para nada y me duele la cabeza muchísimo. Es como un tintineo constante. No sé que pasa, ni dónde estoy. Este lugar no me suena. ¿Quién ha apagado las luces? ¿Está lloviendo? Escucho el chasquido de las gotas al caer en el tejado. ¿Qué es este sitio?
- ¡Mgffgf! ¡Mffgd!- Oigo ruidos al fondo de todo esto.
Cuando mi vista logra adaptarse del todo, consigo reconocer la silueta dibujada bajo las sombras, es Flo.
Me llama a gritos desesperados, pero no puede hablar, no sé por qué. Tiene los ojos encharcados en lágrimas y el rostro apagado, vacío, triste, adornado con varias ojeras signo de no haber dormido o de la desesperación de todo esto.
Quiero responderle, pero ni puedo moverme ni soy capaz de contestarle. Estoy atada, literalmente.
No entiendo nada, ¿qué esta pasando? ¿Qué hacemos en un sitio como este?
Giro un poco el cuello, dolorida, y observo todo lo que nos rodea.
Miro un poco más a mi derecha y me quedo helada. Dani está atado de pies y manos, y tiene tapada la boda con cinta aislante. Ahora entiendo por qué no puedo moverme yo...
Le grito con todas mis fuerzas pero todo se ahoga en un suave suspiro. No soy capaz de nada, tan sólo de removerme en un suelo húmedo y lleno de barro, desesperada, gritando al hombre que amo que hace caso omiso a mis llamadas desesperadas. Parece dormido, o al menos eso es lo que prefiero pensar ahora mismo.
Miro a Flo con lágrimas en los ojos y mucho miedo. En ese momento se para el tiempo para ambos. Nos miramos directamente a los ojos, como hace ya mucho mucho tiempo, y nos decimos todo con una sola mirada que habla más que mil palabras rotas.
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- ¿Qué harás con ellos?
- No lo sé, pero acabaré con los tres. Eso lo tengo claro.- Miro distante a mi amigo.
Él suelta la taza de café sobre la mesa. Me mira seriamente.
- La prensa acabará enterándose.
- ¿Y qué quieres que hagamos?- Le suelto desesperado.- Esto fue idea de ambos. ¿Acaso no quieres que se haga justicia?- Le miro fijamente, pero él no lo hace.- ¿Qué pasa, ahora te rajas?- No responde.- No me lo puedo creer. ¡No me lo puedo creer! ¡Te estás rindiendo!
- Tío, es que... Yo no puedo con esto.
- ¿Me vas a dejar sólo con todo esto? Tan sólo llevas 24 horas y ¿ya abandonas?
- No... Yo...
- No tú ni nada joder. Me dejas tirado otra puta vez. No me lo puedo creer.
- Esto ha llegado demasiado lejos. ¿No lo ves?
- Pues aún no ha empezado.- Respondo cortante.
- ¿Qué piensas hacerles?
- De todo.- Nos quedamos en silencio.
- ¿De verdad... te merece la pena esto?
- Sí.
- ¿Estás seguro?
- Más que en toda mi vida.
- Entonces... Lo siento, yo abandono. No pienso ser miembro de un asesinato.
- Eres un puto cobarde.
- Lo que quieras, pero te quedas sólo.
- ¡Véte de aquí!- Le ordeno a gritos a punto de estallar.- ¡Véte y no vuelvas! ¡Traidor! ¡Nadie te ordenó que vinieras!- Me levanto enfurecido, con la pistola en la mano y me acerco amenazante hacia él, empotrándolo contra la pared.
- Te vas a quedar sólo si sigues con esto...- Dice atemorizado. Puedo percibir el miedo clavado en su pulila.
- Mejor sólo que mal acompañado. No pienso que nadie más me arrebate lo que es mío.
- Tss...- Oigo un suspiro de sus labios. Lo suelto y me aparto con desdén.
- Ni una palabra a la policía o iré a por ti como fui a por ellos.
- No te reconozco...
- ¿Cómo dices?- Digo desafiante.
- ... Que permaneceré callado.
- Así me gusta. Y ahora, ¡largo de aquí!
Le echo de mi despacho casi a patadas y cuando hemos llegado a la gran sala, ante la mirada de los secuestrados, le echo de allí y cierro la puerta de un portazo que hace que resuene, bajo la tormenta, todo el polígono.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Remember. (Parte 3) ♥

Hace un cielo azul que parece haber sido sacado de un cuadro. Con poca profundidad y sombras. Tan sólo un tono grisáceo acompañándolo.
Miro la hora marcada en mi reloj. Las ocho y cuarto. Eso ya debe estar terminando.
Recojo las cosas que he comprado en la farmacia y las meto en bolsas dentro del maletero. Algunas de las botellas me las llevo conmigo y las rocio en toda la parte de los asientos traseros. Me tapo la boca con la manga de la camisa para no aspirar la sustancia que desprende y pasados unos minutos, cuando todo se ha secado y no queda rastro visible, cierro las puertas, encajo la ventanilla y me meto en el taxi. Ya sólo queda esperar a que pidan mis servicios.
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- Ey chicos, ¿ya os vais?- Santiago me da una palmada en el hombro y me mira sonriente.
- Sí, pensábamos tomar unas cañas para celebrarlo.
- Es verdad amiguete, qué bueno que hayáis ganado. Se os echaba de menos.
- Joder y qué lo digas! No sabes cómo sienta volver a los platós.
- Ay, mi Florentino... ¿cuídamelos eh?
- Claro amiguete.- Reímos.- Bueno vamos a despedirnos del resto y ya nos marchamos. ¿Sabes si queda alguien por aquí?
- Me acabo de cruzar con el equipo de Velvet y algunos más. Manel sigue por aquí también, pero no sé dónde.
- Tranquilo Santi. Muchas gracias.- Le doy un fuerte abrazo y nos vamos.
Cuando ya nos hemos despedido de todos y nos hemos hecho las últimas fotos con los fans que quedaban rezagados, decidimos coger un taxi, pero al parecer ya nos estaba esperando.
Vemos al hombre de antes esperándonos en la puerta. Nos sonríe vagamente y los indica con la mano que entremos.
- Vaya, que señor tan previsor.- Dice Anna algo intrigada.
- Bueno, al menos nos ahorramos la llamada.
- Y después somos los catalanes los agarrados, cielo.- Anna se echa a reír mientras Dani le mira algo enfadado. Ésta, en recompensa le planta un beso en los labios.
- Anda vamos parejita.
Nos subimos en orden al taxi, dejando a Anna en medio y a Dani y a mí en los extremos.
- Qué suerte tenerle de nuevo!- Le digo al conductor intentando romper el hielo.
- Sí, no se imagina usted cuánto.- Responde él sonriendo.- ¿Dónde les llevo?
- A la Plaza Mayor si es usted tan amable.
- Claro, hombre claro.- Añade entre dientes.- Que disfruten del viaje.
Van pasando los minutos y no articulamos palabra. Tan sólo alguna pregunta acerca del tiempo. Anna apoya la cabeza en mi hombro, cansada.
- Buuuf... Qué sueño...- Se le cierran los ojos poco a poco.
- Claro cielo, si no hemos parado hoy...
- Anda ven mi vida. Túmbate aquí a mi lado.- Dani la coge y ella apoya la cabeza en su pecho. Él comienza a acariciarle el pelo.
Yo decido por apoyarme en el cristal y esperar a que lleguemos.
- ¿No estamos tardando mucho?- Pregunta Dani al conductor.
- No. Es el camino indicado por el tomtom.
- De acuerdo.- Responde no muy convencido.- Aunque a mí me parece algo más que un rodeo.- Susurra.
Yo le miro cómplice y sonrío por su imaginación.
Al poco rato, él también se queda dormido a mi lado. Ya están los enamorados sobados. Vaya plan...
- Mira mis niños...- Pienso.- Están ahora mismo para una foto.
Miro por la ventanilla, algo cansado. Y veo cómo pasa Madrid a mi lado. De repente todo empieza a volverse borroso. ¿Qué me pasa? Yo no tengo sueño ahora...
- ¿Qué, una siestecita?- Oigo aturdido de los labios del taxista. Por el tono que usa me da que tiene algo que ver con esto.
- ¿A qué se... refiere?- Pregunto cansado.
- A que no les llevo donde ustedes tenían pensado.
Logro escuchar una carcajada maligna pero antes de que pueda reaccionar me quedo dormido y se me cierran los ojos.

Remember. (Parte 2)♥

Ya ha empezado la entrega de premios. Como era de esperar, Manel está presentándola. Hay muchos actores que no conozco, pero quedamos mucho que nuestra época. Nos han puesto junto con nuestros amigos: Julián López, Arturo, Àngel, Dani Rovira y varios más. Nosotros tres estamos sentado juntos.
La gente no para de mirarnos y sonreír entre ellos. No pensé que causaríamos tanta sensación.
Pasan los minutos junto con los premios entregados, los ganadores sueltan su discurso y salen a la rueda de prensa.
De repente, salen del escenario Adrián Lastra y Edurne que han terminado su turno y sale Pablo Motos a una nueva entrega de premios. No le había visto en todo lo que llevamos aquí y al verle me emociono muchísimo.
Van saliendo los nominados y me doy cuenta que es nuestro turno.
- Cómo ya sabéis, los nominados a mejor programa de televisión para esta gala de los A3Media Awards son...- En la pantalla comienza un vídeo relatando todo lo que va a decir Pablo.- Ángel, Patricia Conde y Miki Nadal por Sé Lo Que Hicisteis.- Suenan gritos y aplausos por parte de todo el público.- Frank Blanco y toda su estirpe- Ríen.- Por Zapeando.- De nuevo se escucha la euforia del público. No hace mucho que terminó después de más de 4 años de emisión.- Y por último, pero no por ello menos importante...- Yo empiezo a temblar por los nervios y a emocionarme. Somos nosotros. Y que nos vaya a nombrar Pablo, que ha significado tanto para nuestro equipo... Es muy bonito.- Los tan recordados tontacos!- El público empieza a gritar, a llamarnos a gritos. Nos aclaman. Flo y yo nos miramos y Dani me coge de la mano. Flo hace lo mismo y sonreímos orgullosos.- Florentino Fernández, Dani Martínez y Anna Simon por Tonterías Las Justas...- Pablo intenta que no se le note demasiado, pero también se ha emocionado.- Y los ganadores a mejor programa de televisión de este premio A3Media Award es...- Por todo el griterio que hay es difícil oír algo y distinguirlo de la voz de Pablo. De repente todo se va calmando y él se dispone a hablar.- FLORENTINO FERNÁNDEZ, DANI MARTÍNEZ Y ANNA SIMON POR TONTERÍAS LAS JUSTAS.
No me lo puedo creer. NO ME LO PUEDO CREER. Hemos ganado! Nos miramos los tres atónitos y nos levantamos sin saber muy bien qué hacemos.
La música nos abruma. El público nos aclama. Las gradas se levantan y todos nos aplauden.
Vamos los tres cogidos de la mano. Flo me aprieta la mano suavemente. Le miro, está emocionado. Pobre, esto es muy importante para todos.
Paso a paso, vamos avanzando de la mano de la melodía del programa y el Papanamericano. Así llegamos al escenario con lágrimas en los ojos y nos abalanzamos uno por uno en los brazos de Pablo. Flo es quién coje el premio y vamos los tres al estrado para agradecer todo.
Flo es quien comienza a hablar, pero espera a que se calme todo.
Los fans nos aclaman desde la grada y el público está aún levantado.
Pasan unos segundos y todos se van sentando, el ambiente va sosegándose. Entonces Flo toma la palabra.
- Querido público...- Carraspea. Nos mira algo nervioso. No le salen las palabras.- Yo... Yo... La verdad es que no tengo forma para agradeceros todo esto. No sólo a los invitados hoy a esta gala, sino sobretodo al público que nos acompaña esta noche y cada año de los que han pasado desde que dejamos la televisión. Han... pasado 8 años desde que nos fuimos y ningún día ha habido sin un comentario de nuestro público animándonos. No sé cómo explicar lo que siento ahora mismo... Muchas gracias de verdad por todo esto. Siempre supe que TLJ tenía algo que enganchaba más que la mejor droga, pero hoy sé y lo digo que es tanto por nuestro equipo, como por mis dos compañeros de locuras que están aquí a mi lado.- Nos mira y sonreímos emocionados. Dani me abraza con fuerza y dejamos que siga hablando.- Y por vosotros, querido público. Que sin vosotros nada de esto sería posible. Nada de esto existiría ni nunca hubiéramos llegado donde estamos ahora mismo.- Para un segundo y se toma algo de tiempo para seguir. Veo como se quita las gafas, algo empañadas y las limpia rápidamente. Luego se seca las lágrimas.- 8 años han pasado y nuestro Swing aún no se ha acabado y no me gustaría que eso pasara. Difundiré toda mi vida el espíritu de la risa con estos dos ángeles que la vida me ha regalado.- Me voy a comer a este hombre. No puede ser tan increíble.- Sé que me estoy pasando del tiempo pero... no quisiera que esto quedara en el olvido. Amigos, no olvidéis nunca sonreír por muy mal que vayan las cosas pues siempre encontraréis alguna razón para hacerlo.
Recordad siempre los corchopanes, los abrazos, abrizos y abruzos, el ranking... todo. Muchas gracias por todo lo que nos habéis permitido. No han sido muchos años emitidos, pero sí lo que más han transmitido...- Flo nos mira y nos deja el micro a Dani y a mí. Yo le miro y tiemblo.
- Vamos rubia, es todo tuyo.
Yo lo miro y miro al público. Las palabras salen solas.
Cuando he terminado casi ahogando mis palabras en mi llanto de emoción, Dani habla y después deja paso de nuevo a Flo, quién dice una frase que nos deja helados.
- Gracias Vasile, amigo.- Sonríe irónicamente y nos vamos. Nos envuelven los aplausos.
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Tomo un último bocado del donuts y me limpio de chocolate la comisura de los labios con un pañuelo.
La luz de mi móvil empieza a parpadear indicándome que alguien me está llamando. Es él. Descuelgo.
- ¿Sí?
- Soy yo. ¿Tienes ya lo mío?
- Sí, acabo de dejarles en el teatro. Sólo es cuestión de esperar a que acabe la entrega de premios y les espero con el taxi aquí abajo.
- De acuerdo, pero ten cuidado. Recuerda que nadie te puede ver.
- Tranquilo estoy escondido. La idea del taxi me ha gustado.
- Con que taxista, ¿eh?- Nos echamos a reír.
- Sí, bueno, así queda todo resuelto.
Nos quedamos en silencio.
- No te olvides del secuestro, ¿de acuerdo?- me pregunta.
- He venido para eso, ¿no es así?
- Sí.- Se escucha algo de ruido de fondo.- Bueno tío, tengo que colgar. Luego hablamos.
- Vale, hasta luego.
- Suerte.
- No la necesito.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Remember. (Parte 1)

¿Cómo distinguimos el bien del mal? Algunos piensan que hasta que no se actúa no se puede averiguar. Yo soy de los que piensan así y quiero cumplir con mi objetivo.
Hoy hace un día soleado, algo manchado por varias nubes blancas que parecen caer como gotas de lluvia en esta tarde de otoño.
Todo se vuelve turbio y un pequeño flashback me lleva consigo.
Los recuerdos me abstraen y revivo una vez más aquel día que hoy marca mi objetivo.
Cuando parpadeo y todo ha terminado de nuevo, tan sólo pienso en aquel hombre, el joven y la rubia y estoy seguro de que tengo que encontrarlos con mi taxi.
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- Ey, chicos.- Flo enlaza sus manos con las nuestras.- Me gusta teneros de vuelta después de tanto tiempo.- Nosotros le sonreímos mientras el taxi sigue andando.
Vamos camino de Gran Vía a una entrega de premios que organiza Antena 3. Aun habiendo pasado tantos años, nos han nominado al mejor programa de televisión por Tonterías Las Justas. Eso nos hace recordar muchos momentos, muchas emociones guardadas bajo llave que renacen y que han permitido este reencuentro.
Tengo a Flo a mi lado y Dani en el otro extremo, voy junto a la ventanilla derecha en la parte trasera mirando como atravesamos la ciudad.
La calle Alcalá se hace larga. Jugueteo con los dedos, nerviosa y mirando cada poco a los lados para saber como llegamos.
- Pequeña, ¿estás bien?- Me pregunta Dani desde el otro extremo. Le miro rápidamente y asiento.- No debes estar nerviosa, no es el primer premio que recoges rubia, ¿recuerdas?
- Ya, pero... hace tanto tiempo que... Es como revivir todo de nuevo y... no sé si será lo mismo.
- Eh, ¿pero qué dices? Llevan reclamándonos 8 años. ¿Piensas que no causarás sensación?- Permanezco en silencio.- Ey, Anna, Anna. Mírame.-Flo me coje del mentón y hace que le mire a los ojos.- Eres mi niña y siempre lo seguirás siendo...
- EHHH Que me voy a poner celoso...
- Martínez no lloriquees, que yo también te quiero mucho.- Le guiña el ojo y sigue hablándome.- Anna, cariño sé que hace mucho de nuestro comienzo y mucho desde que acabamos, pero seguimos siendo los mismos y la cosa no ha cambiado. Disfruta de este día y sé la diva a la que tanto han echado de menos.- Eso hace que sonría y me calma un poco.
Pasa un rato más hasta que vamos llegando y vemos una multitud esperándonos.
Los gritos de euforia y emoción llenan todo el ambiente. Esto me encanta.
- Y tú decías que todo sería diferente, rubia.- Me dice Dani entre todo los gritos, pero yo no me entero.
- ¿Qué?- Él me hace señas para que acerque mi oído a su boca.
- Que te amo princesa.- Y me da un beso.- Mira tu público cielo, te aclama.
Los tres sonreímos.
El taxi sigue su camino y aparca en el parking del teatro.
- Bájense ya o llegarán tarde.
La voz del taxista suena algo seca y tirante.
- Le pagará la cadena que patrocina esto.- Le dice Flo apartando la ventanilla que nos separa de este señor.- Tome este cheque y llame a este número. Ahí le facilitarán todo.- Le entrega los papeles y éste cierra la ventanilla al instante.
Eso hace que nos sobresaltemos todos.
- Gracias. Márchense ya, necesito seguir mi trayecto. Tengo más clientes, ¿saben?
Este hombre está empezando a cansarme. Flo me mira, parece que me entiende.
- Claro, ya nos vamos.
Nos bajamos del taxi y vamos hasta la planta principal donde nos esperan miles de cámaras, focos y millones de fans que gritan nuestro nombre.
Me voy abriendo paso entre la multitud, la luz de los focos me ciega y escucho muchas voces que gritan mi nombre. Miro al suelo y recuerdo todo lo que me ha dicho Flo. Recuerdo el paso de los años, cómo hace 8 años pisábamos este mismo teatro con risas, ,corchopanes mientras sonaba nuestro tan conocido Panpanamericano.
La prensa se nos echa encima.
- Ey, chicos! Aquí!- Marta, con un micro en la mano y un cámara a su espalda nos llama a gritos unos metros más alante de nosotros.
- Marta, mi niña... - Llego a ella exhausta y me tiro a sus brazos. Hacía mucho que no la veía y eso hace que me emocione muchísimo. Los chicos hacen lo mismo en cuanto llegan.
- El manicomio maravilloso... - Sonríe con los ojos llorosos.- Habéis tardado, pero por fin estáis juntos de nuevo.
Tras una charla muy emotiva con ella y su programa seguimos nuestro camino antes de llegar al escenario. Nos hacemos fotos con los fans con quienes también rememoramos muchos momentos y nos sacan lágrimas a borbotones.
Pasan los minutos y nos guían a todos los invitados y demás a que nos acomodemos en los asientos hasta que comiencen las nominaciones.  

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De nuevo me he inspirado en la esencia de unos de los capítulos de una serie como Mentes Criminales que he visto esta mañana y me he inspirado para escribir este relato. No se basa exactamente en el capítulo, pero lleva la esencia que me transmitió cuando lo vi. Espero que os guste y que recordéis TLJ con tanto cariño como el que yo he intentado transmitir.
♥Muchas gracias. Espero que lo disfrutéis♥

martes, 21 de octubre de 2014

Jazmín.

Jazmín. Huele a jazmín.
A los patios de Sevilla.
Jazmín. Huele a jazmín.
No se muy bien cómo seguir.
Jazmín. Huele a jazmín.
Ando perdida en la ventana.
Jazmín. Huele a jazmín.
La vista sólo abarca a Madrid.

Jazmín.
Me atrae el recuerdo de su rostro en mi cara.
Jazmín.
Anhelo su aroma. Su pelo, sus ojos, su mirada.
Jazmín.
Anhelo sus labios. Los besos que él me daba.
Jazmín.
Lo siento como si aún estuviera aquí.

Jazmín. Huele a jazmín.
Necesito tenerle entre mis labios.
Jazmín. Huele a jazmín.
Necesito besarle una vez más.
Jazmín. Huele a jazmín.
Juguetear mientras hablamos.
Jazmín. Huele a jazmín.
Que nos amemos toda la eternidad.

Jazmín.
Pero él ahora no está a mi lado.
Jazmín.
No compartimos cama ni hogar.
Jazmín.
Aún así le seguiré amando.
Jazmín.
Por muy lejos que pueda estar.

jueves, 16 de octubre de 2014

Lost in the echo. ♥


- Relato inspirado en uno de mis capítulos de CSI Las Vegas favoritos.-
♥Espero que os guste.♥

No recuerdo muy bien que pasó. Sólo soy capaz de rememorar algunos trozos de aquello. El desierto, la soledad. El sol me quemaba la piel y cada segundo que pasaba me deshidrataba más y más. Cada pequeña sombra era vida para mi cuerpo. Pedí ayuda, la grité, me escondí de quién me intentaba matar. Pero llegó un momento en el que no pude aguantar más. Me fallaron las piernas y no me quedaban fuerzas para poder levantarme. Supuse que mi hora había llegado y dejé, mientras mis ojos se cerraban, que la arena cubriese mi cuerpo.
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- Chicos, chicos! Aquí está!
Todos rodean aquel cuerpo perdido en el desierto.
- Mierda, no responde.
- Llamad al equipo médico! Decidle que la hemos encontrado!
- Ey, ey chica...
- Nada, parece insconciente.
- Tomadle el pulso y echadle algo de agua por encima. Tiene que recuperar su temperatura.
- No le encuentro el pulso...
- Sí, sí tiene. Pero está muy débil. Hay que llevársela ya.
- Que venga el helicóptero! Rápido! Ya!

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El sonido de las aspas me abruma pero me quedo absorto en ella. Está rodeada de un tubo con suero y le han puesto una mascarilla para administrarle algo de oxígeno para que recupere la consciencia.
La verdad es que estoy feliz de tenerla de vuelta por fin, tuve mucho miedo de perderla cuando el jefe de policía me contó lo del secuestro y la asesina. Al menos ya está aquí, conmigo. Ahora sólo me queda rezar para que se recupere pronto. O al menos que abra los ojos. Que me mire, quiero ver que está bien. Hace mucho que no me mata con su mirada. Y si la pierdo me muero.
No, eso no. Eso no va a pasar.
Le aprieto la mano con cuidado mientras me pierdo en su cara de ángel.

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Me pesa el cuerpo. Todo se está moviendo. ¿Dónde estoy? Quiero abrir los ojos para comprobarlo pero me pesan los párpados.
Mi respiración se va calmando poco a poco. Puedo notar cómo se llenan de aire mis pulmones. Inspiiiiiiro. Expiiiiiiro. Inspiiiiro. Expiiiiiro. Inspiiiiiro...
Empiezo a parpadear. La luz me ciega. Hay mucho ruido y apenas consigo moverme. De pronto, le veo. Está ahí, sentado a mi lado, conmigo. Sus ojos brillan, brillan mucho y me sonríe.
- Hola princesa.- Me dice. Yo no soy capaz de responderle. Muevo un poco algunos dedos de mi mano en signo de respuesta. No tengo fuerza para más.
Le miro de nuevo. Y ahora al señor que me parece que me regula la cantidad de suero. Debe de ser un médico.
Me han salvado. Han venido a por mí. Me han encontrado. Por fin...
De nuevo el sueño me invade y no puedo hacer nada por remediarlo. Le miro por última vez y el me acaricia la mejilla y me da la mano.
Se me cierran los ojos...

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Lleva dormida como unas 5 o 6 horas. Los médicos dicen que es normal. Necesita descansar.
La veo respirar tranquila y la vista se me va hacia los tantos y tantos cables que se pierden en su cuerpo para mantenerla con vida.
Dios, nunca imaginé el tener que verla así. Nunca pensé que podría pasarle todo esto. Al menos ya está aquí.
Le acaricio suavemente la mano y entrelazo sus dedos con los míos. La miro y se me encharcan los ojos. Por favor, que esto termine ya.
Un médico entra en la habitación. Me levanto y le miro suplicando que traiga buenas noticias.
- Aún no ha despertado, ¿no?
- No, sigue... dormida.
- No se preocupe.- Me sonríe.- Es normal. Tiene que recuperarse y los efectos de los calmantes y sedantes que le han puesto es muy fuerte. Pero despertará pronto, no se preocupe.
Dibujo una pequeña sonrisa intentando aparentar normalidad y me siento de nuevo.
Él se queda un rato más anotando su estado y cambiando algunas bolsas de suero y demás que se van gastando con el paso de las horas.
- Su cuerpo ya va recuperándose poco a poco. Necesitaba líquidos. Estaba deshidratada cuando llegó. Demasiado.- Deja su brazo dormido en el colchón de nuevo, apoyándolo con cuidado y debidamente.- Por el pulso, normal. Ya va regulándose. Parece que despertará pronto.- Mira hacia mí y le sonrío amablemente.- Se recuperará, ya verá.- Eso me reconforta bastante.
Le veo salir por la puerta dejándome solo con ella. Me quedo un rato más obsevando como duerme y decido sentarme a su lado y acariciarle el pelo.
Está tan bonita cuando duerme...
Ojalá pueda ver cómo abre los ojos pronto.
Cojo el móvil de mi bolsillo y comienzo a leer los cientos de WhatssApp que me han llegado durante el día. Tan sólo respondo a los importantes. Por lo que me han contado, la secuestradora está entre rejas. Ojalá pague lo que debe. Porque aquí, a mí, a ella y a todos nosotros, nos ha hecho mucho daño.
Miro hacia donde está ella y suspiro. No se merece esto.
Pasan unos segundos cuando la máquina que marca el ritmo de los latidos de su corazón hace un ruido. Su pulso ha cambiado. Ahora es más calmado. Más tranquilo. Más relajado. Su respiración se vuelve más fuerte y tras un suspiro, noto como mueve los dedos poco a poco hasta alcanzar mi mano. Por fin está despertando.
Entreabre un poco los ojos y observa extraña el lugar donde se encuentra. A los pocos segundos me mira. Yo, sin que note que estoy emocionado, le sonrío y le acaricio la mejilla. Ella se mira los brazos y los cables que se pierden en sus manos. Suspira y vuelve a mirarme. Esta vez mucho más rato.
- ¿Cómo te encuentras cariño?
Se queda pensativa un segundo y decide responderme con una débil sonrisa. Capto el mensaje.
- Te cuesta hablar, ¿verdad?- Le pregunto cabizbajo. Ella me aprieta la mano y asiente.- Tranquila, mi vida. No te preocupes. No hagas esfuerzos, ¿vale? Tú ahora solo descansa y céntrate en recuperarte.- Suspira. Yo le miro a los ojos y sonrío.- Te vas a poner bien pronto. Ya verás, cariño.- Y tras eso, le doy un beso en la frente.
Ella se queda ausente unos segundos. Se le nota que está cansada. Apenas tiene fuerzas para mantener los ojos abiertos y le cuesta prestar atención a algo.
Mueve un poco los dedos de la mano. Primero la derecha, con cuidado. Después la izquierda, despacio. Cuando se ve capaz de moverlos, me mira y sonríe como un niño cuando consigue un premio. Yo la observo embobado, es una escena tan tierna para ambos...
- Qué bien, ¿eh?.- Le acaricio suavemente el brazo. Ella me sonríe de nuevo.
Nos quedamos un rato así, mirándonos. No me puedo creer que la tenga de nuevo conmigo. Me emociona tanto...
Ella debe haberse dado cuenta pq con la mano me indica que me acerque a su oído y eso es lo que hago.
Escucho un leve <<Te amo>> de sus labios. Débil, flojito, pero el más intento de todos los que nos hemos dicho jamás. Yo la miro de nuevo, emocionado, y la abrazo con cuidado. Cuando me seco las lágrimas, poso mis manos en su rostro. Ella me mira con dulzura. Ahora soy yo quién se ha quedado mudo. Tengo por seguro que si digo algo, empezaré a llorar como un niño. Por eso me acerco a su boca. Y mientras siento su respiración entrecortada en mis labios, le beso. Un suave y fino beso. Delicado, breve, pero para nosotros se nos va la vida en ello.
Cuando me incorporo y me siento de nuevo a su lado, ella me coge otra vez del brazo. Yo le miro y me sonríe.
- ... G.Graci...as...- Dice poquito a poquito.
- A ti por seguir a mi lado...- Veo un brillo especial en sus ojos.- Mi amor, no llores...- Digo tartamudeando. No me salen las palabras. Ahora soy yo el que está llorando.
Veo derramar de sus ojos una lágrima que se resbala poco a poco por su mejilla y cae finalmente en mi mano. Le seco con el pulgar donde ha llorado y le doy un nuevo beso en los labios.
- ... A.Aho...ra... yo...- Dice despacio. Sonrío y me acerco a ella.
Le cuesta bastante levantar el brazo hasta mi rostro. Despacio y con cuidado, me seca ella también mis lágrimas con la mano. Cuando ha acabado, me mira. Siento como le tiemblan los dedos por el esfuerzo. Posa débilmente su mano en mi mejilla y yo la arropo con la mía. Me mira sonriente.
Siento sus dedos calentando mi rostro. Cierro los ojos. Suspiro y sonrío todo lo que puedo. La verdad es que nunca me había emocionado tanto. Los vuelvo a abrir. Tan sólo habrán pasado unos segundos. Es de estos momentos en los que se te para el tiempo.
Ella baja su mano hasta la cama, de nuevo. Y bosteza cansada.
- Intenta descansar algo mi vida.- Le digo, y comienzo a acariciarle el pelo.
Ella, como un gatito, mueve un poco la cabeza de un lado a otro y sonríe. Está preciosa. Poco a poco me acerco hasta su oído y ella me mira para prestarme atención.
- Eres lo más bonito que me ha pasado en la vida.- Le susurro entre sollozos.
Ella emite un pequeño y leve gemido de ternura. Me mira. Le miro. Nuestra mirada se hace una. Me sonríe mientras intenta ahogar sus lágrimas apretando el puño de su mano en la sábana. De nuevo le acaricio el rostro. Ella debe haberse dado cuenta de lo injusto que es esto para ambos.
Poco a poco se va tranquilizando, se abraza a mi mano, busca el anhelo que tanto ha estado esperando.
- Te... a...mo...- Deja caer de sus labios.
La observo enternecido, me cuesta contener las lágrimas.
- Y yo amor... No sabes cuánto...
Ella me pide que la arrope y eso hago. Me tiene cogido de la mano, no quiere que la suelte, tampoco lo tenía pensado.
- N.no... no te... vayas...
- No me iré de tu lado nunca cariño.- Le aprieto suavemente la mano para darle seguridad.
Ella sonríe satisfecha y noto como se le van cerrando los ojos por los diversos efectos de los calmantes y demás. También puede ser del cansancio acumulado.
No pierde la viste de mí ni de mi mano. Va quedándose dormida mientras me mira y yo le doy un pequeño beso en los labios. Antes de que se la lleve Morfeo a volar entre los sueños, dibuja una leve sonrisa agradeciéndome todo.

martes, 3 de junio de 2014

Madrid rota (Parte 4)

Me consumo. Me consumo como la colilla en un cigarro, ahora tirada en el suelo que yace en él y parece que me está mirando. Yo también he perdido mi forma, mi ser, mi todo.
No hago más que mirar por la ventana sombría que da a su habitación esperando una respuesta, un gesto, un signo de bondad de Dios que la haga despertar.
Una contusión en la cabeza, decían. Tan sólo un pequeño golpe que le ha producido un desmayo. Y ya llevo aquí dos días.
No responde. Es como si quisiera cumplir sus palabras que me dijo antes de salir dando un portazo de aquella habitación perdida en Madrid.
Ya no me quedan lágrimas. Tan sólo un espeso dolor en el corazón que no se va, al igual que el sabor del tabaco que me acabo de fumar.
Sí, como oís. He optado por la opción más fácil para olvidar el mal. Ahora fumo. Y bebo. Y olvido. Y una calada más, un trago de vodka y se borran los problemas. O al menos es de lo que me intento mentalizar.
Así no mejoro nada. Pero, ¿qué más puedo hacer sino esperar?
La espera se hace larga... Más de lo que se puede alcanzar a pensar...
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Me... me duele la cabeza. Todo está oscuro, otra vez. Una vez más. No sé muy bien donde me encuentro, llevo días así, sin poder despertar aunque todo a mi alrededor lo consiga percibir no tengo fuerzas para abrir los ojos...
Lo peor es cuando oigo a Dani llorar. Llora por mí, por lo idiota que fue, por dejarme abandonada, por todo lo que ha pasado, y porque supongo que estará perdiendo la esperanza de todo esto.
Ni siquiera sé si la tengo yo, ni sé lo que pasará.
Sólo sé que me duele la cabeza y que quiero despertar...
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Otro día más, sin que nada importe, pasa en la ciudad de Madrid y dentro de este hospital. Casi me lo conozco de memoria.
Planta baja: urgencias, consultas y el bar.
Primera planta: Ingresos, boxes y sala de espera.
Segunda planta: Quirófano, ingresos y capilla.
En la tercera tan sólo hay algunas consultas y una pequeña sala de estar.
Lo voy recitando como una lección de un exámen mientras vago por la ventana observando como sigue la vida mientras la mía se destruye.
Varias lágrimas quieren salir por mis ojos antes de decir nada. Me muerdo el labio para impedirlo y suspiro.
No me puedo creer que esto esté pasando. La estoy perdiendo, si no está perdida ya.
Quiero mirarla, su rostro blanquezino y débil pero no tengo valor de mirarla si no es para verla despertar.
Miro al cielo, sale el sol. Parece que todo está bien en esta ciudad que me está volviendo loco.
Madrid. Oh, Madrid... De Madrid al cielo, dicen. Ojalá no sea verdad.
Quiero verla despertar, abrir sus ojos, nada más. Quiero retroceder, volver atrás para no cagarla más. Quiero arreglarlo, salir del mal. Quiero enamorarla de nuevo, que me ame aún más. Quiero oír su voz. Salir de esta oscuridad. Quiero ver el amanecer que parece que ya no está...
Aún parece que fue ayer cuando, entre luces, cámaras y una tela verde, le declaré mi amor.
Llevaba puesta una blusa blanca y azul de rayas que delineaban su perfecto cuerpo y me miraba de una forma tan especial... Sus mejillas enrojecieron y me dijo un tímido sí.
Y ahí fue, ahí comenzamos. Llevábamos muchos años ya. Compartiendo pasión, su sabor, su amor... Éramos uno. Y lo seguimos siendo, supongo. Aunque no sé si aquella noche llegamos a cortar...
Agacho la cabeza en busca de alguna razón para no saltar al vacío de esta situación y poder acabar con los males que me trajo el maldito alcohol. La estoy perdiendo... Todo esto es por mi culpa. Soy un capullo, ella tenía razón...
-Quiero escucharte amor... Dame una señal de que sigues viva
... Por favor...- La miro. No puedo evitarlo y comienzo a llorar.- No esto no...- Aprieto el puño con fuerza. Esto no debería pasar, no iba a llorar más.- Anna, despierta por favor...- Un grito desesperado que se convierte en susurro. No puedo más, la necesito aquí. Me acerco a ella. Todo se vuelve confuso. La veo respirar tranquila y regularmente. Como cada día de esta horrible semana. Tomo su mano, deslizo mi dedo por el suyo, toco nuestro anillo de matrimonio.
Y me hundo. Me hundo en la miseria de esta habitación. La necesito más que el respirar en este momento. Quiero escuchar su voz, que me diga que me quiere, que todo está bien, que no preocupe, que va a despertar. Quiero oír su melodía, quiero escucharla decir...
- Da...Dani...- Un pequeño susurro se levanta bajo mis pensamientos inquietos. De pronto me quedo helado. ¿He escuchado bien?- Mi vida-a...- La miro. Me está mirando. ¿Me está mirando? ¡ME ESTÁ MIRANDO! Noto su mano perderse por las sábanas y agarra mi brazo fuerte. Está sonriendo.
- Anna, cariño... Estás...
- Shh... calla, no quiero que llores más...-Me dice con una voz suave y débil.
- Mi vida...- Intento secarme las lágrimas como puedo y sonrío.- No te muevas, espera, que voy a llamar a los médic...
- Dani, bésame.

jueves, 8 de mayo de 2014

Madrid rota (Parte 3)

"Aquel día, llegaste a casa de madrugada después de estar las veinticuatro horas sin dar señales de vida. No cogías el móvil ni respondías a los WhatsApp. Eran las dos cuando, desesperada encendí la lamparita de mi mesilla de noche para mandarte otro sms de tantos que iban ya esa noche. Te habías ido de reunión, supongo que a tomar algo, y ya sólo quedaba de ti, tu huella en el colchón de nuestra cama.
A decir verdad, no sabría decir cómo me encontraba esa noche. Asustada, preocupada, pero sobretodo muy decepcionada y un poco enfadada.
No sabía qué era de ti. Ya llevabas unos cuántos días así y mi cabeza no dejaba de dar vueltas y más vueltas pensando en qué hacer y centrarse.
Las dos y media, tocaba el reloj, cuando por fin escuché la puerta abrirse. Las llaves se golpeaban unas con otras haciendo que tu intento por pasar desapercibido fuera imposible.
Escuché tus pasos uniformes y desequilibrados. Una vez más venías borracho.
No sabía si estaba enfadada o realmente me alegraba saber de ti después de un día sin noticias de mi marido.
Decidí hacerme la dormida, no tenía ganas ni fuerzas para discutir una vez más, de tantas, en esta semana.
Escuché la puerta de nuestra habitación abrirse, y tú titubeabas algo, no llegué a entender lo que decías.
Pensaba que al llegar y verme al menos dirías algo, una disculpa. Pero lo que recibí fue tu espalda de lado en el colchón antes de arrebatarme media almohada.
Suspiré.
Esto empezaba a hartarme. ¿Dónde habían quedado esos días en los que me comías con la mirada? ¿Dónde estaban aquellas noches que pintabas las estrellas para adornar nuestra lámpara? Ya no teníamos esa luz. Ya no teníamos nada.
¿Acaso se había acabado la magia?
La pasión se nos esfumó de los dedos mientras yo intentaba arrancarla para quedarme con los pedazos que tú dejabas tras un rastro de Ron y Vodka de tus noches locas.
La noche nos arropaba. Aún no parecías dormido. Mis ojos estaban entreabiertos observando tu columna vertebral. Los cerré un segundo, aunque no fue suficiente para olvidar lo sucedido. Los abrí de nuevo, no me acostumbraba a esto.
- Princesa.- Murmuraste y te giraste hacia mí mirándome a los ojos. Yo seguía haciéndome la dormida.- ¿Te apetece pasarlo bien?- Abrí los ojos rápidamente y el rubor que subía por mis mejillas también venía hacia mi mente.
Aquello parecía que no acabaría nunca. Me enfadé y le miré fugazmente. Él seguía con su sonrisa de oreja a oreja, algo nublada por el alcohol.
- Daniel.- Borré su sonrisa de un plumazo.- Tenemos que hablar."
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- Soy un completo idiota. SOY UN MISERABLE, DIOS.- Su ira e impotencia se dejan notar por el pasillo de aquel hospital.
Los médicos acababan de entrar en mi habitación y le pidieron que saliera fuera a serenarse un poco.
No podía verle, tan sólo oía de pasadas algunas palabras sueltas que mi cerebro conseguía captar.
Hace poco que he escuchado una puerta cerrarse. Oigo murmullos pasar por mi lado sin apenas dejarse notar.
Noto como me cogen de la muñeca, delicadamente, e intentan tomar mi débil pulso mientras otros me examinan la cabeza y demás observando las máquinas que debe haber a mi alrededor.
- Algo no va bien.- Logro escuchar.- Ya debería haber despertado.
Muchos murmullos más pasan por mi mente. Empiezo a encontrarme mal. Otra vez todo se vuelve disperso. No puedo aguantar más...
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Llevo un rato mirándola y su rostro no ha tenido ni el más mínimo rastro de querer despertar.
Empiezo a desesperarme. Han pasado ya tres horas y se suponía que despertaría enseguida. Llevan toda la noche diciéndome lo mismo cada cinco minutos.
- Cariño, por favor... Despierta...- No soy capaz de decirle nada más sin echarme a llorar.
He sido un imbécil estos días.
La he dejado sola por unas estúpidas copas. No sé qué me ha pasado.
Llevo unas semanas que no puedo con mi alma. El proyecto que tenía de renovar en Aída se ha esfumado por la crisis y me he quedado en la calle como el resto de actores de la serie.
Aún no se lo he dicho a nadie. Llevo dos semanas fingiendo ir a reuniones de trabajo para ir a borrar mis penas en alcohol. Resulta que me ha venido muy bien para olvidar, tanto que me olvidé de ella, de nuestra vida, incluso de mí.
Quité importancia a lo imprescindible que es ella y por mi culpa quizás estemos aquí y así.
Los médicos dicen que no es grave, que no me preocupe. Tan sólo una contusión en el costado y un golpe en la cabeza debido al desmayo. Fue todo un ataque de ansiedad. "Tan sólo" dicen, y para mí mi vida se va en esto.
Me estoy consumiendo en esta habitación sin salida.
- La única que tiene es que despiertes mi amor.- Digo en voz alta.
No sé si me escucha, no lo creo.
No sé si me siente, ni si cuando despierte quiera perdonarme.
Ni siquiera sé si despertará o me recordará después del golpe.
No tengo nada claro. Lo único que tengo es mucho miedo de perderla.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Madrid rota (Parte 2)

Todo está oscuro. Ya no se oye a Madrid. No se oye nada más que un irritante pitido sobresaltar sobre una voz de fondo.
¿Dondé estoy? ¿Qué ha pasado?
Intento moverme pero no puedo, intento abrir los ojos pero no soy capaz. No me encuentro.
Si no recuerdo mal estaba en medio de la Gran Vía debatiendo con mi mente y mi corazón. Sentí como un click en el pecho y Madrid me cayó encima...
No, no puede ser. ¿Qué es lo que me ha pasado? ¿Acaso he muerto? ¿De verdad me he ido sin tan siquiera despedirme, sin poder verle una vez más, sin poder pedirle que me perdone? ¿De verdad he dejado que todo esto acabe así? ¿Me fuí sin más? Le he dejado solo.
Me has dejado sola Martínez...

Es entonces cuando, en medio de este lugar de cuento, le siento. Siento el calor de sus manos cogiendo las mías, siento su aliento, siento su voz, cómo me habla...
- Mi vida...- Le oigo llorar y su mano parece mojada cuando vuelve a tocar la mía.- Estás aún más bonita cuando duermes, con esa carita de ángel, esa carita que pensé que siempre sonreiría, que vería siempre feliz y llena de vida...-Le oigo suspirar. Dios no soporto verle mal.- No puedes irte ahora Anna, no puedes dejarme solo. No puedes dejar que todo esto se vaya a la mierda. Que acabe así...- Se echa a llorar y siento que me aprieta la mano. Odio oirle llorar...- Por favor despierta, princesa...- Siento su impotencia, sus lágrimas recorriendo sus mejillas como el río que pasa por las diferentes montañas. Y muere, muere en el mar que es su mano, y la mía. Siento sus lágrimas abrirse paso por mis dedos. Ojalá pudiera moverlos, ojalá pudiera abrir los ojos, y poder decirle que le amo, que no quiero que esto acabe...- Perdóname.- Le oigo decir.- Perdóname por haberte creado aquellas dudas. Por haberte hecho tanto daño... Yo ni siquiera me planteaba nada cuando te encontré y fue por ti por quien mi vida ha dado un giro y me sentí capaz de todo. Jamás pensé que nos pasaría esto. Soñaba con toda mi voda junto a ti. Me has enamorado Simon. No sé cómo lo has hecho, pero me has enamorado hasta el punto en el que ahora si no estás siento que muero.- Oigo su llanto de fondo atravesar el extraño estado en el que me encuentre ahora.- Por favor perdóname. No te vayas. No puedo perderte. Ni en vida ni en la muerte. ¿Cómo te vas a ir mi vida? Déjame a mí estar ahí, cambiate por mí, por favor... No puedo verte así... No soporto esto, tienes que abrir los ojos, tienes que despertar...- Pega un puñetazo en la cama. Siento su ira, su tristeza, su agonía. No puedo verle así. Quiero despertar. Decirle que estoy con él, que estoy bien. Que no me importa el pasado, le perdono todo sin importar nada. Quiero levantarme, abrazarle y decirle al oído que le quiero mientras muerdo su cuello... Quiero besarle, quiero tenerle de nuevo.- Cariño... Cariño, sé que me escuchas, sé que hay una parte de vida ahí que sigue escuchando a este tonto que ya no tiene solución...

jueves, 1 de mayo de 2014

Madrid rota. (Parte 1)

Corría un viento frío aquella noche en Gran Vía.
El silencio nos invadía dejando paso al rugido de la noche de Madrid.
- ¿Qué es lo que vamos a hacer ahora?
No respondí. Miraba al frente, dejando que el viento me despeinara el cabello rubio. Él en cambio me miraba fijamente, con ojos brillantes.
- Anna, respóndeme.- Suplicaba.
Dejé pasar unos minutos de silencio.
- No lo sé.- Solté de repente. Seguía con la vista al frente.
- Mírame.
- No.
- Anna...- Su voz empezó a quebrarse.- Por favor...
- Daniel. Déjame en paz por favor.
Jamás le había llamado así y sé que le chocó tanto como a mí. No podía mirarle, me derrumbaría, lo sé, lo sabe, lo sabemos todos.
- Sólo dime que es lo que será de nosotros, de ti, de mí. ¿Qué va a ser de esto?
De nuevo permanecí callada.
Madrid parecía furiosa aquella noche, los coches no paraban de pasar por aquella avenida, los murmullos de la gente se convertían en gritos, nadie escuchaba a nadie.
Yo sí, yo escuché su llanto, su grito de impotencia, preguntándome si dejaría que lo nuestro acabara así. Y seguido de esto, un portazo.
No sé qué voy a hacer, ni a dónde va, ni a dónde iré yo. No sé en qué pienso, ni que hago. ¿Qué es lo que va a pasar?
Madrid es tan bella por la noche...


Tomo un último sorbo de café y, tras pagar en la barra, salgo pitando de aquel bar. Me abrocho bien la chaqueta y camino por esta Gran Vía tan distante de todo.
Cada paso que doy es un nuevo golpe en mi corazón. No puedo más, no aguanto todo esto. Siento que Madrid se me va a caer encima, todo se vuelve nublado.
La pregunta vuelve a caer por el aire.
¿Qué es lo que va a pasar?