- Relato inspirado en uno de mis capítulos de CSI Las Vegas favoritos.-
♥Espero que os guste.♥
No recuerdo muy bien que pasó. Sólo soy capaz de rememorar algunos trozos de aquello. El desierto, la soledad. El sol me quemaba la piel y cada segundo que pasaba me deshidrataba más y más. Cada pequeña sombra era vida para mi cuerpo. Pedí ayuda, la grité, me escondí de quién me intentaba matar. Pero llegó un momento en el que no pude aguantar más. Me fallaron las piernas y no me quedaban fuerzas para poder levantarme. Supuse que mi hora había llegado y dejé, mientras mis ojos se cerraban, que la arena cubriese mi cuerpo.
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- Chicos, chicos! Aquí está!
Todos rodean aquel cuerpo perdido en el desierto.
- Mierda, no responde.
- Llamad al equipo médico! Decidle que la hemos encontrado!
- Ey, ey chica...
- Nada, parece insconciente.
- Tomadle el pulso y echadle algo de agua por encima. Tiene que recuperar su temperatura.
- No le encuentro el pulso...
- Sí, sí tiene. Pero está muy débil. Hay que llevársela ya.
- Que venga el helicóptero! Rápido! Ya!
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El sonido de las aspas me abruma pero me quedo absorto en ella. Está rodeada de un tubo con suero y le han puesto una mascarilla para administrarle algo de oxígeno para que recupere la consciencia.
La verdad es que estoy feliz de tenerla de vuelta por fin, tuve mucho miedo de perderla cuando el jefe de policía me contó lo del secuestro y la asesina. Al menos ya está aquí, conmigo. Ahora sólo me queda rezar para que se recupere pronto. O al menos que abra los ojos. Que me mire, quiero ver que está bien. Hace mucho que no me mata con su mirada. Y si la pierdo me muero.
No, eso no. Eso no va a pasar.
Le aprieto la mano con cuidado mientras me pierdo en su cara de ángel.
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Me pesa el cuerpo. Todo se está moviendo. ¿Dónde estoy? Quiero abrir los ojos para comprobarlo pero me pesan los párpados.
Mi respiración se va calmando poco a poco. Puedo notar cómo se llenan de aire mis pulmones. Inspiiiiiiro. Expiiiiiiro. Inspiiiiro. Expiiiiiro. Inspiiiiiro...
Empiezo a parpadear. La luz me ciega. Hay mucho ruido y apenas consigo moverme. De pronto, le veo. Está ahí, sentado a mi lado, conmigo. Sus ojos brillan, brillan mucho y me sonríe.
- Hola princesa.- Me dice. Yo no soy capaz de responderle. Muevo un poco algunos dedos de mi mano en signo de respuesta. No tengo fuerza para más.
Le miro de nuevo. Y ahora al señor que me parece que me regula la cantidad de suero. Debe de ser un médico.
Me han salvado. Han venido a por mí. Me han encontrado. Por fin...
De nuevo el sueño me invade y no puedo hacer nada por remediarlo. Le miro por última vez y el me acaricia la mejilla y me da la mano.
Se me cierran los ojos...
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Lleva dormida como unas 5 o 6 horas. Los médicos dicen que es normal. Necesita descansar.
La veo respirar tranquila y la vista se me va hacia los tantos y tantos cables que se pierden en su cuerpo para mantenerla con vida.
Dios, nunca imaginé el tener que verla así. Nunca pensé que podría pasarle todo esto. Al menos ya está aquí.
Le acaricio suavemente la mano y entrelazo sus dedos con los míos. La miro y se me encharcan los ojos. Por favor, que esto termine ya.
Un médico entra en la habitación. Me levanto y le miro suplicando que traiga buenas noticias.
- Aún no ha despertado, ¿no?
- No, sigue... dormida.
- No se preocupe.- Me sonríe.- Es normal. Tiene que recuperarse y los efectos de los calmantes y sedantes que le han puesto es muy fuerte. Pero despertará pronto, no se preocupe.
Dibujo una pequeña sonrisa intentando aparentar normalidad y me siento de nuevo.
Él se queda un rato más anotando su estado y cambiando algunas bolsas de suero y demás que se van gastando con el paso de las horas.
- Su cuerpo ya va recuperándose poco a poco. Necesitaba líquidos. Estaba deshidratada cuando llegó. Demasiado.- Deja su brazo dormido en el colchón de nuevo, apoyándolo con cuidado y debidamente.- Por el pulso, normal. Ya va regulándose. Parece que despertará pronto.- Mira hacia mí y le sonrío amablemente.- Se recuperará, ya verá.- Eso me reconforta bastante.
Le veo salir por la puerta dejándome solo con ella. Me quedo un rato más obsevando como duerme y decido sentarme a su lado y acariciarle el pelo.
Está tan bonita cuando duerme...
Ojalá pueda ver cómo abre los ojos pronto.
Cojo el móvil de mi bolsillo y comienzo a leer los cientos de WhatssApp que me han llegado durante el día. Tan sólo respondo a los importantes. Por lo que me han contado, la secuestradora está entre rejas. Ojalá pague lo que debe. Porque aquí, a mí, a ella y a todos nosotros, nos ha hecho mucho daño.
Miro hacia donde está ella y suspiro. No se merece esto.
Pasan unos segundos cuando la máquina que marca el ritmo de los latidos de su corazón hace un ruido. Su pulso ha cambiado. Ahora es más calmado. Más tranquilo. Más relajado. Su respiración se vuelve más fuerte y tras un suspiro, noto como mueve los dedos poco a poco hasta alcanzar mi mano. Por fin está despertando.
Entreabre un poco los ojos y observa extraña el lugar donde se encuentra. A los pocos segundos me mira. Yo, sin que note que estoy emocionado, le sonrío y le acaricio la mejilla. Ella se mira los brazos y los cables que se pierden en sus manos. Suspira y vuelve a mirarme. Esta vez mucho más rato.
- ¿Cómo te encuentras cariño?
Se queda pensativa un segundo y decide responderme con una débil sonrisa. Capto el mensaje.
- Te cuesta hablar, ¿verdad?- Le pregunto cabizbajo. Ella me aprieta la mano y asiente.- Tranquila, mi vida. No te preocupes. No hagas esfuerzos, ¿vale? Tú ahora solo descansa y céntrate en recuperarte.- Suspira. Yo le miro a los ojos y sonrío.- Te vas a poner bien pronto. Ya verás, cariño.- Y tras eso, le doy un beso en la frente.
Ella se queda ausente unos segundos. Se le nota que está cansada. Apenas tiene fuerzas para mantener los ojos abiertos y le cuesta prestar atención a algo.
Mueve un poco los dedos de la mano. Primero la derecha, con cuidado. Después la izquierda, despacio. Cuando se ve capaz de moverlos, me mira y sonríe como un niño cuando consigue un premio. Yo la observo embobado, es una escena tan tierna para ambos...
- Qué bien, ¿eh?.- Le acaricio suavemente el brazo. Ella me sonríe de nuevo.
Nos quedamos un rato así, mirándonos. No me puedo creer que la tenga de nuevo conmigo. Me emociona tanto...
Ella debe haberse dado cuenta pq con la mano me indica que me acerque a su oído y eso es lo que hago.
Escucho un leve <<Te amo>> de sus labios. Débil, flojito, pero el más intento de todos los que nos hemos dicho jamás. Yo la miro de nuevo, emocionado, y la abrazo con cuidado. Cuando me seco las lágrimas, poso mis manos en su rostro. Ella me mira con dulzura. Ahora soy yo quién se ha quedado mudo. Tengo por seguro que si digo algo, empezaré a llorar como un niño. Por eso me acerco a su boca. Y mientras siento su respiración entrecortada en mis labios, le beso. Un suave y fino beso. Delicado, breve, pero para nosotros se nos va la vida en ello.
Cuando me incorporo y me siento de nuevo a su lado, ella me coge otra vez del brazo. Yo le miro y me sonríe.
- ... G.Graci...as...- Dice poquito a poquito.
- A ti por seguir a mi lado...- Veo un brillo especial en sus ojos.- Mi amor, no llores...- Digo tartamudeando. No me salen las palabras. Ahora soy yo el que está llorando.
Veo derramar de sus ojos una lágrima que se resbala poco a poco por su mejilla y cae finalmente en mi mano. Le seco con el pulgar donde ha llorado y le doy un nuevo beso en los labios.
- ... A.Aho...ra... yo...- Dice despacio. Sonrío y me acerco a ella.
Le cuesta bastante levantar el brazo hasta mi rostro. Despacio y con cuidado, me seca ella también mis lágrimas con la mano. Cuando ha acabado, me mira. Siento como le tiemblan los dedos por el esfuerzo. Posa débilmente su mano en mi mejilla y yo la arropo con la mía. Me mira sonriente.
Siento sus dedos calentando mi rostro. Cierro los ojos. Suspiro y sonrío todo lo que puedo. La verdad es que nunca me había emocionado tanto. Los vuelvo a abrir. Tan sólo habrán pasado unos segundos. Es de estos momentos en los que se te para el tiempo.
Ella baja su mano hasta la cama, de nuevo. Y bosteza cansada.
- Intenta descansar algo mi vida.- Le digo, y comienzo a acariciarle el pelo.
Ella, como un gatito, mueve un poco la cabeza de un lado a otro y sonríe. Está preciosa. Poco a poco me acerco hasta su oído y ella me mira para prestarme atención.
- Eres lo más bonito que me ha pasado en la vida.- Le susurro entre sollozos.
Ella emite un pequeño y leve gemido de ternura. Me mira. Le miro. Nuestra mirada se hace una. Me sonríe mientras intenta ahogar sus lágrimas apretando el puño de su mano en la sábana. De nuevo le acaricio el rostro. Ella debe haberse dado cuenta de lo injusto que es esto para ambos.
Poco a poco se va tranquilizando, se abraza a mi mano, busca el anhelo que tanto ha estado esperando.
- Te... a...mo...- Deja caer de sus labios.
La observo enternecido, me cuesta contener las lágrimas.
- Y yo amor... No sabes cuánto...
Ella me pide que la arrope y eso hago. Me tiene cogido de la mano, no quiere que la suelte, tampoco lo tenía pensado.
- N.no... no te... vayas...
- No me iré de tu lado nunca cariño.- Le aprieto suavemente la mano para darle seguridad.
Ella sonríe satisfecha y noto como se le van cerrando los ojos por los diversos efectos de los calmantes y demás. También puede ser del cansancio acumulado.
No pierde la viste de mí ni de mi mano. Va quedándose dormida mientras me mira y yo le doy un pequeño beso en los labios. Antes de que se la lleve Morfeo a volar entre los sueños, dibuja una leve sonrisa agradeciéndome todo.
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