Hace un cielo azul que parece haber sido sacado de un cuadro. Con poca profundidad y sombras. Tan sólo un tono grisáceo acompañándolo.
Miro la hora marcada en mi reloj. Las ocho y cuarto. Eso ya debe estar terminando.
Recojo las cosas que he comprado en la farmacia y las meto en bolsas dentro del maletero. Algunas de las botellas me las llevo conmigo y las rocio en toda la parte de los asientos traseros. Me tapo la boca con la manga de la camisa para no aspirar la sustancia que desprende y pasados unos minutos, cuando todo se ha secado y no queda rastro visible, cierro las puertas, encajo la ventanilla y me meto en el taxi. Ya sólo queda esperar a que pidan mis servicios.
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- Ey chicos, ¿ya os vais?- Santiago me da una palmada en el hombro y me mira sonriente.
- Sí, pensábamos tomar unas cañas para celebrarlo.
- Es verdad amiguete, qué bueno que hayáis ganado. Se os echaba de menos.
- Joder y qué lo digas! No sabes cómo sienta volver a los platós.
- Ay, mi Florentino... ¿cuídamelos eh?
- Claro amiguete.- Reímos.- Bueno vamos a despedirnos del resto y ya nos marchamos. ¿Sabes si queda alguien por aquí?
- Me acabo de cruzar con el equipo de Velvet y algunos más. Manel sigue por aquí también, pero no sé dónde.
- Tranquilo Santi. Muchas gracias.- Le doy un fuerte abrazo y nos vamos.
Cuando ya nos hemos despedido de todos y nos hemos hecho las últimas fotos con los fans que quedaban rezagados, decidimos coger un taxi, pero al parecer ya nos estaba esperando.
Vemos al hombre de antes esperándonos en la puerta. Nos sonríe vagamente y los indica con la mano que entremos.
- Vaya, que señor tan previsor.- Dice Anna algo intrigada.
- Bueno, al menos nos ahorramos la llamada.
- Y después somos los catalanes los agarrados, cielo.- Anna se echa a reír mientras Dani le mira algo enfadado. Ésta, en recompensa le planta un beso en los labios.
- Anda vamos parejita.
Nos subimos en orden al taxi, dejando a Anna en medio y a Dani y a mí en los extremos.
- Qué suerte tenerle de nuevo!- Le digo al conductor intentando romper el hielo.
- Sí, no se imagina usted cuánto.- Responde él sonriendo.- ¿Dónde les llevo?
- A la Plaza Mayor si es usted tan amable.
- Claro, hombre claro.- Añade entre dientes.- Que disfruten del viaje.
Van pasando los minutos y no articulamos palabra. Tan sólo alguna pregunta acerca del tiempo. Anna apoya la cabeza en mi hombro, cansada.
- Buuuf... Qué sueño...- Se le cierran los ojos poco a poco.
- Claro cielo, si no hemos parado hoy...
- Anda ven mi vida. Túmbate aquí a mi lado.- Dani la coge y ella apoya la cabeza en su pecho. Él comienza a acariciarle el pelo.
Yo decido por apoyarme en el cristal y esperar a que lleguemos.
- ¿No estamos tardando mucho?- Pregunta Dani al conductor.
- No. Es el camino indicado por el tomtom.
- De acuerdo.- Responde no muy convencido.- Aunque a mí me parece algo más que un rodeo.- Susurra.
Yo le miro cómplice y sonrío por su imaginación.
Al poco rato, él también se queda dormido a mi lado. Ya están los enamorados sobados. Vaya plan...
- Mira mis niños...- Pienso.- Están ahora mismo para una foto.
Miro por la ventanilla, algo cansado. Y veo cómo pasa Madrid a mi lado. De repente todo empieza a volverse borroso. ¿Qué me pasa? Yo no tengo sueño ahora...
- ¿Qué, una siestecita?- Oigo aturdido de los labios del taxista. Por el tono que usa me da que tiene algo que ver con esto.
- ¿A qué se... refiere?- Pregunto cansado.
- A que no les llevo donde ustedes tenían pensado.
Logro escuchar una carcajada maligna pero antes de que pueda reaccionar me quedo dormido y se me cierran los ojos.
Miro la hora marcada en mi reloj. Las ocho y cuarto. Eso ya debe estar terminando.
Recojo las cosas que he comprado en la farmacia y las meto en bolsas dentro del maletero. Algunas de las botellas me las llevo conmigo y las rocio en toda la parte de los asientos traseros. Me tapo la boca con la manga de la camisa para no aspirar la sustancia que desprende y pasados unos minutos, cuando todo se ha secado y no queda rastro visible, cierro las puertas, encajo la ventanilla y me meto en el taxi. Ya sólo queda esperar a que pidan mis servicios.
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- Ey chicos, ¿ya os vais?- Santiago me da una palmada en el hombro y me mira sonriente.
- Sí, pensábamos tomar unas cañas para celebrarlo.
- Es verdad amiguete, qué bueno que hayáis ganado. Se os echaba de menos.
- Joder y qué lo digas! No sabes cómo sienta volver a los platós.
- Ay, mi Florentino... ¿cuídamelos eh?
- Claro amiguete.- Reímos.- Bueno vamos a despedirnos del resto y ya nos marchamos. ¿Sabes si queda alguien por aquí?
- Me acabo de cruzar con el equipo de Velvet y algunos más. Manel sigue por aquí también, pero no sé dónde.
- Tranquilo Santi. Muchas gracias.- Le doy un fuerte abrazo y nos vamos.
Cuando ya nos hemos despedido de todos y nos hemos hecho las últimas fotos con los fans que quedaban rezagados, decidimos coger un taxi, pero al parecer ya nos estaba esperando.
Vemos al hombre de antes esperándonos en la puerta. Nos sonríe vagamente y los indica con la mano que entremos.
- Vaya, que señor tan previsor.- Dice Anna algo intrigada.
- Bueno, al menos nos ahorramos la llamada.
- Y después somos los catalanes los agarrados, cielo.- Anna se echa a reír mientras Dani le mira algo enfadado. Ésta, en recompensa le planta un beso en los labios.
- Anda vamos parejita.
Nos subimos en orden al taxi, dejando a Anna en medio y a Dani y a mí en los extremos.
- Qué suerte tenerle de nuevo!- Le digo al conductor intentando romper el hielo.
- Sí, no se imagina usted cuánto.- Responde él sonriendo.- ¿Dónde les llevo?
- A la Plaza Mayor si es usted tan amable.
- Claro, hombre claro.- Añade entre dientes.- Que disfruten del viaje.
Van pasando los minutos y no articulamos palabra. Tan sólo alguna pregunta acerca del tiempo. Anna apoya la cabeza en mi hombro, cansada.
- Buuuf... Qué sueño...- Se le cierran los ojos poco a poco.
- Claro cielo, si no hemos parado hoy...
- Anda ven mi vida. Túmbate aquí a mi lado.- Dani la coge y ella apoya la cabeza en su pecho. Él comienza a acariciarle el pelo.
Yo decido por apoyarme en el cristal y esperar a que lleguemos.
- ¿No estamos tardando mucho?- Pregunta Dani al conductor.
- No. Es el camino indicado por el tomtom.
- De acuerdo.- Responde no muy convencido.- Aunque a mí me parece algo más que un rodeo.- Susurra.
Yo le miro cómplice y sonrío por su imaginación.
Al poco rato, él también se queda dormido a mi lado. Ya están los enamorados sobados. Vaya plan...
- Mira mis niños...- Pienso.- Están ahora mismo para una foto.
Miro por la ventanilla, algo cansado. Y veo cómo pasa Madrid a mi lado. De repente todo empieza a volverse borroso. ¿Qué me pasa? Yo no tengo sueño ahora...
- ¿Qué, una siestecita?- Oigo aturdido de los labios del taxista. Por el tono que usa me da que tiene algo que ver con esto.
- ¿A qué se... refiere?- Pregunto cansado.
- A que no les llevo donde ustedes tenían pensado.
Logro escuchar una carcajada maligna pero antes de que pueda reaccionar me quedo dormido y se me cierran los ojos.
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