Tontac@s, cómo ya habréis visto, esto no es una historia completa, son mini relatos Danna. Me parece más cómodo de narrar y espero que os gusten, os emocionen, y os hagáis fan fan fan de póster de estos relatos.
Os quiero.
Gracias por estar ahí <3

martes, 3 de junio de 2014

Madrid rota (Parte 4)

Me consumo. Me consumo como la colilla en un cigarro, ahora tirada en el suelo que yace en él y parece que me está mirando. Yo también he perdido mi forma, mi ser, mi todo.
No hago más que mirar por la ventana sombría que da a su habitación esperando una respuesta, un gesto, un signo de bondad de Dios que la haga despertar.
Una contusión en la cabeza, decían. Tan sólo un pequeño golpe que le ha producido un desmayo. Y ya llevo aquí dos días.
No responde. Es como si quisiera cumplir sus palabras que me dijo antes de salir dando un portazo de aquella habitación perdida en Madrid.
Ya no me quedan lágrimas. Tan sólo un espeso dolor en el corazón que no se va, al igual que el sabor del tabaco que me acabo de fumar.
Sí, como oís. He optado por la opción más fácil para olvidar el mal. Ahora fumo. Y bebo. Y olvido. Y una calada más, un trago de vodka y se borran los problemas. O al menos es de lo que me intento mentalizar.
Así no mejoro nada. Pero, ¿qué más puedo hacer sino esperar?
La espera se hace larga... Más de lo que se puede alcanzar a pensar...
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Me... me duele la cabeza. Todo está oscuro, otra vez. Una vez más. No sé muy bien donde me encuentro, llevo días así, sin poder despertar aunque todo a mi alrededor lo consiga percibir no tengo fuerzas para abrir los ojos...
Lo peor es cuando oigo a Dani llorar. Llora por mí, por lo idiota que fue, por dejarme abandonada, por todo lo que ha pasado, y porque supongo que estará perdiendo la esperanza de todo esto.
Ni siquiera sé si la tengo yo, ni sé lo que pasará.
Sólo sé que me duele la cabeza y que quiero despertar...
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Otro día más, sin que nada importe, pasa en la ciudad de Madrid y dentro de este hospital. Casi me lo conozco de memoria.
Planta baja: urgencias, consultas y el bar.
Primera planta: Ingresos, boxes y sala de espera.
Segunda planta: Quirófano, ingresos y capilla.
En la tercera tan sólo hay algunas consultas y una pequeña sala de estar.
Lo voy recitando como una lección de un exámen mientras vago por la ventana observando como sigue la vida mientras la mía se destruye.
Varias lágrimas quieren salir por mis ojos antes de decir nada. Me muerdo el labio para impedirlo y suspiro.
No me puedo creer que esto esté pasando. La estoy perdiendo, si no está perdida ya.
Quiero mirarla, su rostro blanquezino y débil pero no tengo valor de mirarla si no es para verla despertar.
Miro al cielo, sale el sol. Parece que todo está bien en esta ciudad que me está volviendo loco.
Madrid. Oh, Madrid... De Madrid al cielo, dicen. Ojalá no sea verdad.
Quiero verla despertar, abrir sus ojos, nada más. Quiero retroceder, volver atrás para no cagarla más. Quiero arreglarlo, salir del mal. Quiero enamorarla de nuevo, que me ame aún más. Quiero oír su voz. Salir de esta oscuridad. Quiero ver el amanecer que parece que ya no está...
Aún parece que fue ayer cuando, entre luces, cámaras y una tela verde, le declaré mi amor.
Llevaba puesta una blusa blanca y azul de rayas que delineaban su perfecto cuerpo y me miraba de una forma tan especial... Sus mejillas enrojecieron y me dijo un tímido sí.
Y ahí fue, ahí comenzamos. Llevábamos muchos años ya. Compartiendo pasión, su sabor, su amor... Éramos uno. Y lo seguimos siendo, supongo. Aunque no sé si aquella noche llegamos a cortar...
Agacho la cabeza en busca de alguna razón para no saltar al vacío de esta situación y poder acabar con los males que me trajo el maldito alcohol. La estoy perdiendo... Todo esto es por mi culpa. Soy un capullo, ella tenía razón...
-Quiero escucharte amor... Dame una señal de que sigues viva
... Por favor...- La miro. No puedo evitarlo y comienzo a llorar.- No esto no...- Aprieto el puño con fuerza. Esto no debería pasar, no iba a llorar más.- Anna, despierta por favor...- Un grito desesperado que se convierte en susurro. No puedo más, la necesito aquí. Me acerco a ella. Todo se vuelve confuso. La veo respirar tranquila y regularmente. Como cada día de esta horrible semana. Tomo su mano, deslizo mi dedo por el suyo, toco nuestro anillo de matrimonio.
Y me hundo. Me hundo en la miseria de esta habitación. La necesito más que el respirar en este momento. Quiero escuchar su voz, que me diga que me quiere, que todo está bien, que no preocupe, que va a despertar. Quiero oír su melodía, quiero escucharla decir...
- Da...Dani...- Un pequeño susurro se levanta bajo mis pensamientos inquietos. De pronto me quedo helado. ¿He escuchado bien?- Mi vida-a...- La miro. Me está mirando. ¿Me está mirando? ¡ME ESTÁ MIRANDO! Noto su mano perderse por las sábanas y agarra mi brazo fuerte. Está sonriendo.
- Anna, cariño... Estás...
- Shh... calla, no quiero que llores más...-Me dice con una voz suave y débil.
- Mi vida...- Intento secarme las lágrimas como puedo y sonrío.- No te muevas, espera, que voy a llamar a los médic...
- Dani, bésame.

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