Tontac@s, cómo ya habréis visto, esto no es una historia completa, son mini relatos Danna. Me parece más cómodo de narrar y espero que os gusten, os emocionen, y os hagáis fan fan fan de póster de estos relatos.
Os quiero.
Gracias por estar ahí <3

jueves, 8 de mayo de 2014

Madrid rota (Parte 3)

"Aquel día, llegaste a casa de madrugada después de estar las veinticuatro horas sin dar señales de vida. No cogías el móvil ni respondías a los WhatsApp. Eran las dos cuando, desesperada encendí la lamparita de mi mesilla de noche para mandarte otro sms de tantos que iban ya esa noche. Te habías ido de reunión, supongo que a tomar algo, y ya sólo quedaba de ti, tu huella en el colchón de nuestra cama.
A decir verdad, no sabría decir cómo me encontraba esa noche. Asustada, preocupada, pero sobretodo muy decepcionada y un poco enfadada.
No sabía qué era de ti. Ya llevabas unos cuántos días así y mi cabeza no dejaba de dar vueltas y más vueltas pensando en qué hacer y centrarse.
Las dos y media, tocaba el reloj, cuando por fin escuché la puerta abrirse. Las llaves se golpeaban unas con otras haciendo que tu intento por pasar desapercibido fuera imposible.
Escuché tus pasos uniformes y desequilibrados. Una vez más venías borracho.
No sabía si estaba enfadada o realmente me alegraba saber de ti después de un día sin noticias de mi marido.
Decidí hacerme la dormida, no tenía ganas ni fuerzas para discutir una vez más, de tantas, en esta semana.
Escuché la puerta de nuestra habitación abrirse, y tú titubeabas algo, no llegué a entender lo que decías.
Pensaba que al llegar y verme al menos dirías algo, una disculpa. Pero lo que recibí fue tu espalda de lado en el colchón antes de arrebatarme media almohada.
Suspiré.
Esto empezaba a hartarme. ¿Dónde habían quedado esos días en los que me comías con la mirada? ¿Dónde estaban aquellas noches que pintabas las estrellas para adornar nuestra lámpara? Ya no teníamos esa luz. Ya no teníamos nada.
¿Acaso se había acabado la magia?
La pasión se nos esfumó de los dedos mientras yo intentaba arrancarla para quedarme con los pedazos que tú dejabas tras un rastro de Ron y Vodka de tus noches locas.
La noche nos arropaba. Aún no parecías dormido. Mis ojos estaban entreabiertos observando tu columna vertebral. Los cerré un segundo, aunque no fue suficiente para olvidar lo sucedido. Los abrí de nuevo, no me acostumbraba a esto.
- Princesa.- Murmuraste y te giraste hacia mí mirándome a los ojos. Yo seguía haciéndome la dormida.- ¿Te apetece pasarlo bien?- Abrí los ojos rápidamente y el rubor que subía por mis mejillas también venía hacia mi mente.
Aquello parecía que no acabaría nunca. Me enfadé y le miré fugazmente. Él seguía con su sonrisa de oreja a oreja, algo nublada por el alcohol.
- Daniel.- Borré su sonrisa de un plumazo.- Tenemos que hablar."
------------------------------------------
- Soy un completo idiota. SOY UN MISERABLE, DIOS.- Su ira e impotencia se dejan notar por el pasillo de aquel hospital.
Los médicos acababan de entrar en mi habitación y le pidieron que saliera fuera a serenarse un poco.
No podía verle, tan sólo oía de pasadas algunas palabras sueltas que mi cerebro conseguía captar.
Hace poco que he escuchado una puerta cerrarse. Oigo murmullos pasar por mi lado sin apenas dejarse notar.
Noto como me cogen de la muñeca, delicadamente, e intentan tomar mi débil pulso mientras otros me examinan la cabeza y demás observando las máquinas que debe haber a mi alrededor.
- Algo no va bien.- Logro escuchar.- Ya debería haber despertado.
Muchos murmullos más pasan por mi mente. Empiezo a encontrarme mal. Otra vez todo se vuelve disperso. No puedo aguantar más...
------------------------------------------
Llevo un rato mirándola y su rostro no ha tenido ni el más mínimo rastro de querer despertar.
Empiezo a desesperarme. Han pasado ya tres horas y se suponía que despertaría enseguida. Llevan toda la noche diciéndome lo mismo cada cinco minutos.
- Cariño, por favor... Despierta...- No soy capaz de decirle nada más sin echarme a llorar.
He sido un imbécil estos días.
La he dejado sola por unas estúpidas copas. No sé qué me ha pasado.
Llevo unas semanas que no puedo con mi alma. El proyecto que tenía de renovar en Aída se ha esfumado por la crisis y me he quedado en la calle como el resto de actores de la serie.
Aún no se lo he dicho a nadie. Llevo dos semanas fingiendo ir a reuniones de trabajo para ir a borrar mis penas en alcohol. Resulta que me ha venido muy bien para olvidar, tanto que me olvidé de ella, de nuestra vida, incluso de mí.
Quité importancia a lo imprescindible que es ella y por mi culpa quizás estemos aquí y así.
Los médicos dicen que no es grave, que no me preocupe. Tan sólo una contusión en el costado y un golpe en la cabeza debido al desmayo. Fue todo un ataque de ansiedad. "Tan sólo" dicen, y para mí mi vida se va en esto.
Me estoy consumiendo en esta habitación sin salida.
- La única que tiene es que despiertes mi amor.- Digo en voz alta.
No sé si me escucha, no lo creo.
No sé si me siente, ni si cuando despierte quiera perdonarme.
Ni siquiera sé si despertará o me recordará después del golpe.
No tengo nada claro. Lo único que tengo es mucho miedo de perderla.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Madrid rota (Parte 2)

Todo está oscuro. Ya no se oye a Madrid. No se oye nada más que un irritante pitido sobresaltar sobre una voz de fondo.
¿Dondé estoy? ¿Qué ha pasado?
Intento moverme pero no puedo, intento abrir los ojos pero no soy capaz. No me encuentro.
Si no recuerdo mal estaba en medio de la Gran Vía debatiendo con mi mente y mi corazón. Sentí como un click en el pecho y Madrid me cayó encima...
No, no puede ser. ¿Qué es lo que me ha pasado? ¿Acaso he muerto? ¿De verdad me he ido sin tan siquiera despedirme, sin poder verle una vez más, sin poder pedirle que me perdone? ¿De verdad he dejado que todo esto acabe así? ¿Me fuí sin más? Le he dejado solo.
Me has dejado sola Martínez...

Es entonces cuando, en medio de este lugar de cuento, le siento. Siento el calor de sus manos cogiendo las mías, siento su aliento, siento su voz, cómo me habla...
- Mi vida...- Le oigo llorar y su mano parece mojada cuando vuelve a tocar la mía.- Estás aún más bonita cuando duermes, con esa carita de ángel, esa carita que pensé que siempre sonreiría, que vería siempre feliz y llena de vida...-Le oigo suspirar. Dios no soporto verle mal.- No puedes irte ahora Anna, no puedes dejarme solo. No puedes dejar que todo esto se vaya a la mierda. Que acabe así...- Se echa a llorar y siento que me aprieta la mano. Odio oirle llorar...- Por favor despierta, princesa...- Siento su impotencia, sus lágrimas recorriendo sus mejillas como el río que pasa por las diferentes montañas. Y muere, muere en el mar que es su mano, y la mía. Siento sus lágrimas abrirse paso por mis dedos. Ojalá pudiera moverlos, ojalá pudiera abrir los ojos, y poder decirle que le amo, que no quiero que esto acabe...- Perdóname.- Le oigo decir.- Perdóname por haberte creado aquellas dudas. Por haberte hecho tanto daño... Yo ni siquiera me planteaba nada cuando te encontré y fue por ti por quien mi vida ha dado un giro y me sentí capaz de todo. Jamás pensé que nos pasaría esto. Soñaba con toda mi voda junto a ti. Me has enamorado Simon. No sé cómo lo has hecho, pero me has enamorado hasta el punto en el que ahora si no estás siento que muero.- Oigo su llanto de fondo atravesar el extraño estado en el que me encuentre ahora.- Por favor perdóname. No te vayas. No puedo perderte. Ni en vida ni en la muerte. ¿Cómo te vas a ir mi vida? Déjame a mí estar ahí, cambiate por mí, por favor... No puedo verte así... No soporto esto, tienes que abrir los ojos, tienes que despertar...- Pega un puñetazo en la cama. Siento su ira, su tristeza, su agonía. No puedo verle así. Quiero despertar. Decirle que estoy con él, que estoy bien. Que no me importa el pasado, le perdono todo sin importar nada. Quiero levantarme, abrazarle y decirle al oído que le quiero mientras muerdo su cuello... Quiero besarle, quiero tenerle de nuevo.- Cariño... Cariño, sé que me escuchas, sé que hay una parte de vida ahí que sigue escuchando a este tonto que ya no tiene solución...

jueves, 1 de mayo de 2014

Madrid rota. (Parte 1)

Corría un viento frío aquella noche en Gran Vía.
El silencio nos invadía dejando paso al rugido de la noche de Madrid.
- ¿Qué es lo que vamos a hacer ahora?
No respondí. Miraba al frente, dejando que el viento me despeinara el cabello rubio. Él en cambio me miraba fijamente, con ojos brillantes.
- Anna, respóndeme.- Suplicaba.
Dejé pasar unos minutos de silencio.
- No lo sé.- Solté de repente. Seguía con la vista al frente.
- Mírame.
- No.
- Anna...- Su voz empezó a quebrarse.- Por favor...
- Daniel. Déjame en paz por favor.
Jamás le había llamado así y sé que le chocó tanto como a mí. No podía mirarle, me derrumbaría, lo sé, lo sabe, lo sabemos todos.
- Sólo dime que es lo que será de nosotros, de ti, de mí. ¿Qué va a ser de esto?
De nuevo permanecí callada.
Madrid parecía furiosa aquella noche, los coches no paraban de pasar por aquella avenida, los murmullos de la gente se convertían en gritos, nadie escuchaba a nadie.
Yo sí, yo escuché su llanto, su grito de impotencia, preguntándome si dejaría que lo nuestro acabara así. Y seguido de esto, un portazo.
No sé qué voy a hacer, ni a dónde va, ni a dónde iré yo. No sé en qué pienso, ni que hago. ¿Qué es lo que va a pasar?
Madrid es tan bella por la noche...


Tomo un último sorbo de café y, tras pagar en la barra, salgo pitando de aquel bar. Me abrocho bien la chaqueta y camino por esta Gran Vía tan distante de todo.
Cada paso que doy es un nuevo golpe en mi corazón. No puedo más, no aguanto todo esto. Siento que Madrid se me va a caer encima, todo se vuelve nublado.
La pregunta vuelve a caer por el aire.
¿Qué es lo que va a pasar?