Tontac@s, cómo ya habréis visto, esto no es una historia completa, son mini relatos Danna. Me parece más cómodo de narrar y espero que os gusten, os emocionen, y os hagáis fan fan fan de póster de estos relatos.
Os quiero.
Gracias por estar ahí <3

jueves, 11 de abril de 2013

Amor interminable (Parte 2)

''Y ni siquiera nos separó el cielo de la tierra"

Una última frase. De despedida. Yace escrita en su lecho. Todos aplaudimos mientras vemos como su cuerpo desciende para fundirse con la tierra. Se oyen llantos, por todos lados. Hay mucha gente. Familia, amigos y seguidores han venido a despedirle. El cura dedica unas últimas palabras en latín y hace el signo de la cruz con la mano.

Y ahí estoy yo, emocionada. Viendo cómo se despide de mí, para siempre. Doy un paso adelante y avanzo hasta dónde está su ataúd. Todos me miran. Intento dedicarle unas palabras, pero la voz se me rompe. Miro hacia atrás y veo a todos los del equipo. Me miran con los ojos encharcados. Intentan darme fuerzas desde allí. En la primera fila, Flo. Me mira con la mirada hundida en la tristeza. Aún así, asiente para darme paso a hablar.

''Tú puedes Annita'' Le oigo susurrarme. Aunque sólo me entero yo.

Entonces me lleno de las pocas fuerzas que me quedan e intento conseguir sacar alguna palabra de mis labios.

- Cariño....- Consigo decir. Pero enseguida me emociono y las lágrimas paran mis palabras. Me recompongo, lo intento.- Jamás pensé que te irías tan pronto. Jamás pensé que me abandonarías así...- Mis palabras hacen eco por todo el lugar.- Sé que aun habiéndote ido tan lejos, nuestro amor no se va a acabar. Porque es eterno, porque lo prometimos. No voy a dejar de amarte nunca. Espero que tú tampoco. No quiero que me olvides. No quiero que te vayas así, sin ni siquiera despedirte.- Paro un segundo. Miro al suelo y mi mirada vuelve poco a poco al ataúd de Daniel.- Me debes un beso.- Una sonrisa se dibuja en mi rostro. Una pequeña sonrisa.- Te fuiste sin darme ninguno...- Me estoy volviendo a emocionar.- Amor, hemos pasado de todo juntos. He compartido a tu lado tantas locuras, tantas aventuras, tantos viajes, tantos programas... Tantas puestas de sol a tu lado. He compartido tanta pasión junto a ti. Tantos besos, tantos abrazos. Todo el amor que nos regalábamos el uno al otro cada día. Todos los días de mi vida voy a estar junto a ti, como lo has estado tú de mí. Me has cambiado la vida. Le diste un giro de trescientos sesenta grados. Y te lo agradezco. Siempre con una sonrisa. Aunque eso hoy va a ser más difícil...- Una lágrima recorre mi rostro y acaba cayendo de mi barbilla a mi mano.- Dani, he compratido tanto junto a ti... Te he amado hasta límites infinitos. Nadie amará como nosotros lo hemos hecho. Nadie, porque hemos marcado una leyenda. El caballero y la princesa, ¿recuerdas?.- Mi vista se pierde por los miles de árboles que hay aquí.- Nuestro amor es infinito, es eterno. Ni siquiera nos va a separar el cielo de la tierra. Porque somos una Anna Simon para un Dani Martínez. La pareja perfecta. La pareja tontaca. Nosotros. Uno. Nos fundimos en uno. Nuestra hija es fruto de nuestro amor. La pequeña Anna...- Se me escapa un suspiro. Intento aguantar las lágrimas, pero no puedo.- Cariño, estés donde estés...- Parece que está junto a mí, enfrente mía. De pie, mirándome mientras le hablo. Mientras le dedico mis últimas palabras. Mi despedida. Le miro a los ojos. A esos ojos que nadie ve, tan sólo yo.- Quiero que sepas que te amo...- Me mira. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Él también parece estar llorando, emocionado por todo esto. Observo sus labios que parecen estar diciendo algo: ''te quiero''.- Y que lo voy a hacer durante toda mi vida. Nunca te voy a olvidar.- Se acerca a mí. Su cuerpo transparente. Le observo emocionada. Y siento que me acaricia la barbilla, que me besa en el cuello. Y yo lloro, me estremezco. Se acerca más a mí. Su cuerpo muy pegado al mío. Me coge de la barbilla y me mira. Con esos ojos verdes. Esos ojos mágicos, embrujadores. Su mirada de siempre. Pero ahora está llenos de tristeza. De lágrimas. De un adiós, pero no un para siempre. Porque el para siempre lo prometimos para amarnos, no para despedirnos. Jamás habrá un adiós entre nosotros.- Te quiero.- Susurro. Y él me besa en los labios. No sé si es un beso real o no, pero me emociona tenerle de nuevo junto a mí. Aprovecho cada segundo junto a él. Como una ilusión de enamorada. Como un oásis en el que sólo nosotros disfrutamos de este último adiós, de este último beso. Mi espejismo.

Pasan unos segundos y él se va separando de mí. Poco a poco. Flotando en el aire. Mis ojos se llenan de lágrimas de nuevo y veo cómo se marcha de mi lado. Alzo mi mano hacia el horizontes, para que vuelva conmigo. Él también lo hace. Pero el universo impide este amor de cuento. Impide que mi ilusión se haga realidad.

Poco después noto a Flo a mi lado. Nos abrazamos con energía, con fuerza, con mucha fuerza. Soltando nuestras penas, nuestra tristeza, en el hombro del otro. Y en el ambiente no hay más que silencio, un incómodo silencio. De personas que no quieren romper este momento de complicidad entre un padre y una hija. De unos tontacos. Nos separamos y Flo me entrega una rosa roja para que la deje encima del ataúd. Nos miramos y avanzo poco a poco hasta dónde se encuentra Dani. Mis pasos se acompañan de las palabras de Flo, las últimas palabras hacia Dani.

<<Un viejo amigo me dijo un día que los programas terminaban, pero las personas que los hacían posibles, permanecían siempre vivos. Vivos en la memoria de la gente.>>- Voy avanzando y llego hasta su tumba. Tengo entre mis dedos la rosa que me ha dado Flo. Mis ojos no hacen más que empañarse. << Y señores, este amigo es él. Dani Martínez. Este gran amigo y compañero de viaje en esta vida. Siempre ha demostrado ser una gran persona, tanto fuera como dentro de las cámaras. Siempre ha sabido cómo conquistar a su público con una mirada, con una sonrisa...>> Se escuchan gritos de halagos hacia Dani. De los seguidores. Gritan su nombre. Lo llaman. Dicen que le quieren. Que jamás le van a olvidar. << Algunos lo llamaban Dani, Dániel, Danielo, pelopincho, caricato... Yo lo llamo Martínez. Ha sido muy importante en nuestras vidas. Desde el primer día, aquel 3 de Mayo de 2010, esa química que había entre los tres era inevitable. Es un chico perfecto. Me alegro de haber contado con él en esta etapa de mi vida. Ha marcado un antes y un después en ella. Muchas gracias por todo, compañero. Gracias por formar parte de esta gran familia tontaca. Gracias por donar risa, por sonreír cada día. Por demostrar al mundo que todo es posible. Por hacer feliz a toda esta gente. A tu mujer, a tu hija, a tu familia...>> Se vuelven a escuchar sollozos. Y tanto Flo como yo, no hemos parado de llorar por sus palabras. <<Gracias por todo, Martínez. La vida sin ti, sí que va a ser otra movida. Pero tú seguirás vivo en nuestra memoria...>> Una lágrima cae en uno de los muchos pétalos de la rosa. Se abre hueco por ella. Esa lágrima es mía. Intento ahogar mis lágrimas en la manga de mi vestido, pero no cesan. Tras las palabras de Flo, todos aplauden y nos halagan a cada uno de nosotros. Yo, emocionada, dejo escapar la rosa de mis dedos. Y la veo caer en su ataúd mientras pronuncio un último te quiero. La rosa yace encima de su tumba. Vuelven los sollozos, los llantos y los gritos de la gente recordando que jamás le olvidarán. Voy hasta donde están todos los del equipo y mi hija. La cojo en brazos y se vuelve a echar a llorar en mi regazo. Flo intenta calmarla, pero no surge efecto.

Y de repente, suena esa canción, Hey Soul Sister. Y esta vez no es en nuestras mentes, suena de verdad. Y comienzan a tirar globos hacia el cielo. Globos con nuestros nombres inscritos en ellos. Los de todo el equipo. Es una sorpresa del público. Todos observamos la escena emocionados, y de repente me fijo, hay un globo que destaca entre todos:

''Danna, un amor interminable. Que permanecerá vivo entre el cielo y la tierra. Y que ni siquiera la muerte podrá con él."










miércoles, 10 de abril de 2013

Amor interminable.

Árboles, árboles de todo tipo. Altos, muy altos. Quizás demasiado. Y flores, muchas flores. De todos los colores. Adornándolo todo. Cómo para ahuyentar los miedos y las preocupaciones, todo. Largas paredes blancas, anchas y tan altas casi como los abetos que rodean todo esto, dan paso a los caminos que se pierden a medida que das un paso atrás. Es cómo si no quisieran que te fueras. Es como si quisieran encerrarte aquí también, junto con toda las personas que abarcan este lugar. Y en medio de todo, un lago. Un cristalino y precioso lago. Si te asomas a él tu rostro se ve reflejado en el agua. Todo parece precioso aquí, pero tan sólo si no sabes dónde te encuetras, te parecerá precioso. Es un lago muerto, un lago que escode recuerdos, vidas, miles de vidas pasadas alrededor de él. Enorme, pero a la vez tan pequeño. Tan puro y a la vez tan maldito. Si no fuera por el sitio, diría que embruja. Todo esto es un lugar que trae malas sensaciones nada más entrar. El olor a perfume me inunda los pulmones. Del perfume usado de muchas de las señoras y chicas que comparten este lugar con nosotros. No es el típico perfume que te embriaga con tan sólo probarlo una vez, no. Este perfume es distinto, es de los que te compras por comprar. De los que sabes que te echas una gota y el olor te rebosa durante horas y horas por todo el cuerpo. Es de esos olores que marean, que dan dolor de cabeza. De los típicos de estas circunstancias. Los compran y se los ponen para salir del paso. Nada aquí, aún habiendo diamantes u oro puro, es precioso. Todo parece estar cubierto de un halo de oscuridad, de angustia, de penas acumuladas durante años y años. Quién sabe cuántos. La tristeza me ahoga, es un ambiente donde sólo se puede compartir un sentimiento. El ambiente es turbio, las sonrisas se pierden y los ojos se empañan.

Y hace unos días, esa llamada... lo provocó todo.

''Ocho de la tarde. Ya hemos salido de la reunión. Uf, ha sido larguísima. Hemos hablado de todo. Todo está discutido, cambiado, arreglado y listo para que el Lunes salga un programa perfecto.

Tomo un sorbo de mi cola zero y dejo el vaso appoyado de nuevo en la mesa.Todos nos miran a Dani y a mí y sonríen. Nosotros nos cogemos de la mano y lo hacemos junto a ellos. Cominza una nueva conversación que incluye chistes por parte de todos y risas, las risas nunca faltan aquí. Sabemos que jamás faltará una sonrisa en nuestros labios''

Mis labios. Noto como una gota de lluvia se abre paso por ellos. Instintivamente la aparto con mis dedos y miro al cielo. Todo nublado. La lluvia nos invade. Una tormenta se avecina. Parece que las tristezas acumuladas aquí han creado esta atmósfera de infelicidad. Vago por las piedras que se abren paso por los jardines de este lugar. Están todas perfectamente ordenadas creando un camino gris y verde. Seco y a la vez mojado. Lleno de vida y a la vez muerto. Paradojas. Dejo que mis pensamientos naden libres por mi mente, aunque no tengan ningún rumbo concreto. Los dejo pasar todos. Pero no hay ninguno que no le incluya a él. A su mirada. A su última mirada. La imagen de sus labios moviéndose dedicándome sus últimas palabras. Al menos las que yo escucharía. No hay un solo recuerdo que no lo incluya a él. Lo invade todo. Y no sólo en mi mente, si no que en todas las de las personas que acompañan esta sintonía de tristeza y llantos. A veces parece que no lloran, a veces parece un coro. Un coro de llantos desesperados. A un sólo tono. El que ruega que vuelva. Todo esto es horrible.

Veo que ya estamos llegando. Las flores se apoderan del lugar. Los árboles hacen círculo sobre nosotros. Los muros nos rodean. Y es entonces cuando siento que alguien me tira de la falda del vestido. Miro pero no hay nadie. Quizás más abajo. Sí, eso es.

- Mamá...- Anna, nuestra hija. Sólo podía ser ella. Noto como brillan sus ojos. Cómo se rompe su voz, está apunto de echarse a llorar.- Mamá.- Una lágrima recorre su puro e angelical rostro. Me echa los brazos para que la coja y lo hago enseguida. Cuando ya está en mi regazo se echa a llorar en mi cuello. Yo intento contener las lágrimas y le beso el pelo. Intento ser fuerte. Lo intento. Lo intento, pero no puedo. Segundos después, ya son varias lágrimas las que salen por mis ojos y se abren paso por mi rostro. Suspiro, me tapo la boca con la mano y aprieto los ojos fuertemente. Cómo si así pudiese hacer desaparecer todo esto. Eso. Pero no puedo. Ya no se vuelve atrás. No se puede. Es imposible. Mi llanto y el de mi hija se acompasa casi al mismo tiempo. Se abraza más a mí, fuerte. No me quiere soltar ni yo a ella. Poco a poco nos vamos recomponiendo. Nos miramos y somos cómplices que tanto la una como la otra estamos destrozadas. Ninguna dice nada. No hace falta.

Noto una mano en mi hombro. Me vuelvo a ver quién es y me vuelvo a emocionar en seguida.

- Flo...- Dejo a Anna en el suelo de nuevo y me abalanzo a abrazarle.

Él me acoje sin deicr nada más. Me acoje entre sus brazos. Esos brazos de padre. Eseabrazo del que mi hija tenía necesidad por mi parte y yo, como hija de él también la tengo. Porque soy su hija, y él es mi padre. Acordamos eso desde la primera carcajada en Tonterías Las Justas. Él es mi familia. Él y la pequeña son todo lo que tengo. A mis padres y a los suyos. A Tina y a Fernando. También han venido. Cómo era de esperar. Pero ahora no es eso lo que me importa. Mi mundo se ha parado, y se ha parado en sus sollozos, en su abrazo. En sus preguntas, en sus porqués. En su apoyo, en el apoyo digno de un padre.

- Flo...- Vuelvo a pronunciar sin apenas voz. Nos miramos un segundo y parece que revivimos a la vez todos estos años en un sólo momento. Nuestra mirada es transmitiva. Se funde en recuerdos. Su pupila refleja aquel día. Un tres de Mayo de 2010. Refleja las tonterías vividas en el ranking, cada día. El primer beso, cuando él nos descucbrió en los pasillos de la productora. Siete y acción. Ese ha sido el núcleo de nuestro amor. Un amor eterno. Lo prometimos un día, entre paredes azules con tuberías de colores. Con una mesa de cristal y sillas te telaraña. Aquellos días de ensueño. Dónde nuestros sueños se habrían paso a nuestros pies. Todo estaba a nuestro alcance. Éramos los tontacos. Los tontacos queridos y amados por la audiencia. Nos lo han demosttrado tantísimas veces... Todos somos una gran familia. Y los recuerdos siguen. Como diapositivas en movimiento sin música con la que acompañarla. No hace falta. El ambiente quizás ya ambiente demasiado. Se mezclan los dos programas. Las salidas de guión, las comidas. La risas infinitas. Porque acordamos que nuestra risa no se apagaría nunca, jamás. Hoy parece que todo ha acabado para los donantes de risa. Parece que la canción del final retumba en nuestras cabezas. Hey Soul Sister. Acompasamos los recuerdos con la música. Nuestros ojos no hacen más que empañarse. Las imágenes pasan sin cesar. Parece mágico todo esto. Todo lo que puede decir una mirada. Observo la suya de nuevo. En sus pupilas se refleja ese abrazo de reencuentro en Otra Movida. Esas tonterías. Esas risas. Compartidas para toda España. Las fiestas en las casas. El día de mi boda, el nacimiento de mi hija. Esos recuerdos me fulminan. Hacen que mi llanto se vuelva más profundo. Vuelvo a aferrarme a su chaqueta y dejo que mis sentimientos se vayan restableciendo poco a poco. Ahogando mi llanto en una chaqueta de piel. Oigo susurrarme algunas palabras incomprensibles. Al final consigo descofrar algo. La última frase:

''Érais uno, cielo. Vuestro amor era puro. Y sé que lo seguirá siendo. Porque nada va a poder con vosotros. Ni siquiera esto. Crééme. ¿Que por qué lo sé? Simple, porque sois Anna Simon y Dani Martínez. Los que, sin vosotros, nada de esto sería posible. Y nada lo será. Y nada podrá acabar con vuestro amor. Ese amor eterno. Ni siquiera la muerte."