''Y ni siquiera nos separó el cielo de la tierra"
Una última frase. De despedida. Yace escrita en su lecho. Todos aplaudimos mientras vemos como su cuerpo desciende para fundirse con la tierra. Se oyen llantos, por todos lados. Hay mucha gente. Familia, amigos y seguidores han venido a despedirle. El cura dedica unas últimas palabras en latín y hace el signo de la cruz con la mano.
Y ahí estoy yo, emocionada. Viendo cómo se despide de mí, para siempre. Doy un paso adelante y avanzo hasta dónde está su ataúd. Todos me miran. Intento dedicarle unas palabras, pero la voz se me rompe. Miro hacia atrás y veo a todos los del equipo. Me miran con los ojos encharcados. Intentan darme fuerzas desde allí. En la primera fila, Flo. Me mira con la mirada hundida en la tristeza. Aún así, asiente para darme paso a hablar.
''Tú puedes Annita'' Le oigo susurrarme. Aunque sólo me entero yo.
Entonces me lleno de las pocas fuerzas que me quedan e intento conseguir sacar alguna palabra de mis labios.
- Cariño....- Consigo decir. Pero enseguida me emociono y las lágrimas paran mis palabras. Me recompongo, lo intento.- Jamás pensé que te irías tan pronto. Jamás pensé que me abandonarías así...- Mis palabras hacen eco por todo el lugar.- Sé que aun habiéndote ido tan lejos, nuestro amor no se va a acabar. Porque es eterno, porque lo prometimos. No voy a dejar de amarte nunca. Espero que tú tampoco. No quiero que me olvides. No quiero que te vayas así, sin ni siquiera despedirte.- Paro un segundo. Miro al suelo y mi mirada vuelve poco a poco al ataúd de Daniel.- Me debes un beso.- Una sonrisa se dibuja en mi rostro. Una pequeña sonrisa.- Te fuiste sin darme ninguno...- Me estoy volviendo a emocionar.- Amor, hemos pasado de todo juntos. He compartido a tu lado tantas locuras, tantas aventuras, tantos viajes, tantos programas... Tantas puestas de sol a tu lado. He compartido tanta pasión junto a ti. Tantos besos, tantos abrazos. Todo el amor que nos regalábamos el uno al otro cada día. Todos los días de mi vida voy a estar junto a ti, como lo has estado tú de mí. Me has cambiado la vida. Le diste un giro de trescientos sesenta grados. Y te lo agradezco. Siempre con una sonrisa. Aunque eso hoy va a ser más difícil...- Una lágrima recorre mi rostro y acaba cayendo de mi barbilla a mi mano.- Dani, he compratido tanto junto a ti... Te he amado hasta límites infinitos. Nadie amará como nosotros lo hemos hecho. Nadie, porque hemos marcado una leyenda. El caballero y la princesa, ¿recuerdas?.- Mi vista se pierde por los miles de árboles que hay aquí.- Nuestro amor es infinito, es eterno. Ni siquiera nos va a separar el cielo de la tierra. Porque somos una Anna Simon para un Dani Martínez. La pareja perfecta. La pareja tontaca. Nosotros. Uno. Nos fundimos en uno. Nuestra hija es fruto de nuestro amor. La pequeña Anna...- Se me escapa un suspiro. Intento aguantar las lágrimas, pero no puedo.- Cariño, estés donde estés...- Parece que está junto a mí, enfrente mía. De pie, mirándome mientras le hablo. Mientras le dedico mis últimas palabras. Mi despedida. Le miro a los ojos. A esos ojos que nadie ve, tan sólo yo.- Quiero que sepas que te amo...- Me mira. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Él también parece estar llorando, emocionado por todo esto. Observo sus labios que parecen estar diciendo algo: ''te quiero''.- Y que lo voy a hacer durante toda mi vida. Nunca te voy a olvidar.- Se acerca a mí. Su cuerpo transparente. Le observo emocionada. Y siento que me acaricia la barbilla, que me besa en el cuello. Y yo lloro, me estremezco. Se acerca más a mí. Su cuerpo muy pegado al mío. Me coge de la barbilla y me mira. Con esos ojos verdes. Esos ojos mágicos, embrujadores. Su mirada de siempre. Pero ahora está llenos de tristeza. De lágrimas. De un adiós, pero no un para siempre. Porque el para siempre lo prometimos para amarnos, no para despedirnos. Jamás habrá un adiós entre nosotros.- Te quiero.- Susurro. Y él me besa en los labios. No sé si es un beso real o no, pero me emociona tenerle de nuevo junto a mí. Aprovecho cada segundo junto a él. Como una ilusión de enamorada. Como un oásis en el que sólo nosotros disfrutamos de este último adiós, de este último beso. Mi espejismo.
Pasan unos segundos y él se va separando de mí. Poco a poco. Flotando en el aire. Mis ojos se llenan de lágrimas de nuevo y veo cómo se marcha de mi lado. Alzo mi mano hacia el horizontes, para que vuelva conmigo. Él también lo hace. Pero el universo impide este amor de cuento. Impide que mi ilusión se haga realidad.
Poco después noto a Flo a mi lado. Nos abrazamos con energía, con fuerza, con mucha fuerza. Soltando nuestras penas, nuestra tristeza, en el hombro del otro. Y en el ambiente no hay más que silencio, un incómodo silencio. De personas que no quieren romper este momento de complicidad entre un padre y una hija. De unos tontacos. Nos separamos y Flo me entrega una rosa roja para que la deje encima del ataúd. Nos miramos y avanzo poco a poco hasta dónde se encuentra Dani. Mis pasos se acompañan de las palabras de Flo, las últimas palabras hacia Dani.
<<Un viejo amigo me dijo un día que los programas terminaban, pero las personas que los hacían posibles, permanecían siempre vivos. Vivos en la memoria de la gente.>>- Voy avanzando y llego hasta su tumba. Tengo entre mis dedos la rosa que me ha dado Flo. Mis ojos no hacen más que empañarse. << Y señores, este amigo es él. Dani Martínez. Este gran amigo y compañero de viaje en esta vida. Siempre ha demostrado ser una gran persona, tanto fuera como dentro de las cámaras. Siempre ha sabido cómo conquistar a su público con una mirada, con una sonrisa...>> Se escuchan gritos de halagos hacia Dani. De los seguidores. Gritan su nombre. Lo llaman. Dicen que le quieren. Que jamás le van a olvidar. << Algunos lo llamaban Dani, Dániel, Danielo, pelopincho, caricato... Yo lo llamo Martínez. Ha sido muy importante en nuestras vidas. Desde el primer día, aquel 3 de Mayo de 2010, esa química que había entre los tres era inevitable. Es un chico perfecto. Me alegro de haber contado con él en esta etapa de mi vida. Ha marcado un antes y un después en ella. Muchas gracias por todo, compañero. Gracias por formar parte de esta gran familia tontaca. Gracias por donar risa, por sonreír cada día. Por demostrar al mundo que todo es posible. Por hacer feliz a toda esta gente. A tu mujer, a tu hija, a tu familia...>> Se vuelven a escuchar sollozos. Y tanto Flo como yo, no hemos parado de llorar por sus palabras. <<Gracias por todo, Martínez. La vida sin ti, sí que va a ser otra movida. Pero tú seguirás vivo en nuestra memoria...>> Una lágrima cae en uno de los muchos pétalos de la rosa. Se abre hueco por ella. Esa lágrima es mía. Intento ahogar mis lágrimas en la manga de mi vestido, pero no cesan. Tras las palabras de Flo, todos aplauden y nos halagan a cada uno de nosotros. Yo, emocionada, dejo escapar la rosa de mis dedos. Y la veo caer en su ataúd mientras pronuncio un último te quiero. La rosa yace encima de su tumba. Vuelven los sollozos, los llantos y los gritos de la gente recordando que jamás le olvidarán. Voy hasta donde están todos los del equipo y mi hija. La cojo en brazos y se vuelve a echar a llorar en mi regazo. Flo intenta calmarla, pero no surge efecto.
Y de repente, suena esa canción, Hey Soul Sister. Y esta vez no es en nuestras mentes, suena de verdad. Y comienzan a tirar globos hacia el cielo. Globos con nuestros nombres inscritos en ellos. Los de todo el equipo. Es una sorpresa del público. Todos observamos la escena emocionados, y de repente me fijo, hay un globo que destaca entre todos:
''Danna, un amor interminable. Que permanecerá vivo entre el cielo y la tierra. Y que ni siquiera la muerte podrá con él."
Una última frase. De despedida. Yace escrita en su lecho. Todos aplaudimos mientras vemos como su cuerpo desciende para fundirse con la tierra. Se oyen llantos, por todos lados. Hay mucha gente. Familia, amigos y seguidores han venido a despedirle. El cura dedica unas últimas palabras en latín y hace el signo de la cruz con la mano.
Y ahí estoy yo, emocionada. Viendo cómo se despide de mí, para siempre. Doy un paso adelante y avanzo hasta dónde está su ataúd. Todos me miran. Intento dedicarle unas palabras, pero la voz se me rompe. Miro hacia atrás y veo a todos los del equipo. Me miran con los ojos encharcados. Intentan darme fuerzas desde allí. En la primera fila, Flo. Me mira con la mirada hundida en la tristeza. Aún así, asiente para darme paso a hablar.
''Tú puedes Annita'' Le oigo susurrarme. Aunque sólo me entero yo.
Entonces me lleno de las pocas fuerzas que me quedan e intento conseguir sacar alguna palabra de mis labios.
- Cariño....- Consigo decir. Pero enseguida me emociono y las lágrimas paran mis palabras. Me recompongo, lo intento.- Jamás pensé que te irías tan pronto. Jamás pensé que me abandonarías así...- Mis palabras hacen eco por todo el lugar.- Sé que aun habiéndote ido tan lejos, nuestro amor no se va a acabar. Porque es eterno, porque lo prometimos. No voy a dejar de amarte nunca. Espero que tú tampoco. No quiero que me olvides. No quiero que te vayas así, sin ni siquiera despedirte.- Paro un segundo. Miro al suelo y mi mirada vuelve poco a poco al ataúd de Daniel.- Me debes un beso.- Una sonrisa se dibuja en mi rostro. Una pequeña sonrisa.- Te fuiste sin darme ninguno...- Me estoy volviendo a emocionar.- Amor, hemos pasado de todo juntos. He compartido a tu lado tantas locuras, tantas aventuras, tantos viajes, tantos programas... Tantas puestas de sol a tu lado. He compartido tanta pasión junto a ti. Tantos besos, tantos abrazos. Todo el amor que nos regalábamos el uno al otro cada día. Todos los días de mi vida voy a estar junto a ti, como lo has estado tú de mí. Me has cambiado la vida. Le diste un giro de trescientos sesenta grados. Y te lo agradezco. Siempre con una sonrisa. Aunque eso hoy va a ser más difícil...- Una lágrima recorre mi rostro y acaba cayendo de mi barbilla a mi mano.- Dani, he compratido tanto junto a ti... Te he amado hasta límites infinitos. Nadie amará como nosotros lo hemos hecho. Nadie, porque hemos marcado una leyenda. El caballero y la princesa, ¿recuerdas?.- Mi vista se pierde por los miles de árboles que hay aquí.- Nuestro amor es infinito, es eterno. Ni siquiera nos va a separar el cielo de la tierra. Porque somos una Anna Simon para un Dani Martínez. La pareja perfecta. La pareja tontaca. Nosotros. Uno. Nos fundimos en uno. Nuestra hija es fruto de nuestro amor. La pequeña Anna...- Se me escapa un suspiro. Intento aguantar las lágrimas, pero no puedo.- Cariño, estés donde estés...- Parece que está junto a mí, enfrente mía. De pie, mirándome mientras le hablo. Mientras le dedico mis últimas palabras. Mi despedida. Le miro a los ojos. A esos ojos que nadie ve, tan sólo yo.- Quiero que sepas que te amo...- Me mira. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Él también parece estar llorando, emocionado por todo esto. Observo sus labios que parecen estar diciendo algo: ''te quiero''.- Y que lo voy a hacer durante toda mi vida. Nunca te voy a olvidar.- Se acerca a mí. Su cuerpo transparente. Le observo emocionada. Y siento que me acaricia la barbilla, que me besa en el cuello. Y yo lloro, me estremezco. Se acerca más a mí. Su cuerpo muy pegado al mío. Me coge de la barbilla y me mira. Con esos ojos verdes. Esos ojos mágicos, embrujadores. Su mirada de siempre. Pero ahora está llenos de tristeza. De lágrimas. De un adiós, pero no un para siempre. Porque el para siempre lo prometimos para amarnos, no para despedirnos. Jamás habrá un adiós entre nosotros.- Te quiero.- Susurro. Y él me besa en los labios. No sé si es un beso real o no, pero me emociona tenerle de nuevo junto a mí. Aprovecho cada segundo junto a él. Como una ilusión de enamorada. Como un oásis en el que sólo nosotros disfrutamos de este último adiós, de este último beso. Mi espejismo.
Pasan unos segundos y él se va separando de mí. Poco a poco. Flotando en el aire. Mis ojos se llenan de lágrimas de nuevo y veo cómo se marcha de mi lado. Alzo mi mano hacia el horizontes, para que vuelva conmigo. Él también lo hace. Pero el universo impide este amor de cuento. Impide que mi ilusión se haga realidad.
Poco después noto a Flo a mi lado. Nos abrazamos con energía, con fuerza, con mucha fuerza. Soltando nuestras penas, nuestra tristeza, en el hombro del otro. Y en el ambiente no hay más que silencio, un incómodo silencio. De personas que no quieren romper este momento de complicidad entre un padre y una hija. De unos tontacos. Nos separamos y Flo me entrega una rosa roja para que la deje encima del ataúd. Nos miramos y avanzo poco a poco hasta dónde se encuentra Dani. Mis pasos se acompañan de las palabras de Flo, las últimas palabras hacia Dani.
<<Un viejo amigo me dijo un día que los programas terminaban, pero las personas que los hacían posibles, permanecían siempre vivos. Vivos en la memoria de la gente.>>- Voy avanzando y llego hasta su tumba. Tengo entre mis dedos la rosa que me ha dado Flo. Mis ojos no hacen más que empañarse. << Y señores, este amigo es él. Dani Martínez. Este gran amigo y compañero de viaje en esta vida. Siempre ha demostrado ser una gran persona, tanto fuera como dentro de las cámaras. Siempre ha sabido cómo conquistar a su público con una mirada, con una sonrisa...>> Se escuchan gritos de halagos hacia Dani. De los seguidores. Gritan su nombre. Lo llaman. Dicen que le quieren. Que jamás le van a olvidar. << Algunos lo llamaban Dani, Dániel, Danielo, pelopincho, caricato... Yo lo llamo Martínez. Ha sido muy importante en nuestras vidas. Desde el primer día, aquel 3 de Mayo de 2010, esa química que había entre los tres era inevitable. Es un chico perfecto. Me alegro de haber contado con él en esta etapa de mi vida. Ha marcado un antes y un después en ella. Muchas gracias por todo, compañero. Gracias por formar parte de esta gran familia tontaca. Gracias por donar risa, por sonreír cada día. Por demostrar al mundo que todo es posible. Por hacer feliz a toda esta gente. A tu mujer, a tu hija, a tu familia...>> Se vuelven a escuchar sollozos. Y tanto Flo como yo, no hemos parado de llorar por sus palabras. <<Gracias por todo, Martínez. La vida sin ti, sí que va a ser otra movida. Pero tú seguirás vivo en nuestra memoria...>> Una lágrima cae en uno de los muchos pétalos de la rosa. Se abre hueco por ella. Esa lágrima es mía. Intento ahogar mis lágrimas en la manga de mi vestido, pero no cesan. Tras las palabras de Flo, todos aplauden y nos halagan a cada uno de nosotros. Yo, emocionada, dejo escapar la rosa de mis dedos. Y la veo caer en su ataúd mientras pronuncio un último te quiero. La rosa yace encima de su tumba. Vuelven los sollozos, los llantos y los gritos de la gente recordando que jamás le olvidarán. Voy hasta donde están todos los del equipo y mi hija. La cojo en brazos y se vuelve a echar a llorar en mi regazo. Flo intenta calmarla, pero no surge efecto.
Y de repente, suena esa canción, Hey Soul Sister. Y esta vez no es en nuestras mentes, suena de verdad. Y comienzan a tirar globos hacia el cielo. Globos con nuestros nombres inscritos en ellos. Los de todo el equipo. Es una sorpresa del público. Todos observamos la escena emocionados, y de repente me fijo, hay un globo que destaca entre todos:
''Danna, un amor interminable. Que permanecerá vivo entre el cielo y la tierra. Y que ni siquiera la muerte podrá con él."






